Estudian sustituir las esculturas de la fuente de San Isidoro por copias
El Ayuntamiento inicia la restauración de este caño de época de Carlos III
Los andamios han llegado antes a la fuente de San Isidoro que a la Colegiata, donde se espera desde hace meses la mayor intervención en la historia del edificio románico, que permitirá restaurar íntegramente la fachada principal. A escasos metros, el caño inaugurado en tiempos de Carlos III ha «de-saparecido» bajo las lonas colocadas por la empresa Decolesa, a la que el Ayuntamiento ha adjudicado la recuperación de la fuente por un presupuesto de 17.687 euros.
Según los técnicos, el surtidor «presenta problemas de estanqueidad del vaso o pilón, así como pérdidas volumétricas tanto en las piezas que conforman el muro de contención del agua como en las dos mascaras o caras del caño de salida de agua». Alumnos de la Escuela Taller han realizado ya moldes de estas máscaras aterradoras, obra del artista toledano Mariano Salvatierra, que fue el artífice de la talla original en 1787, a la que daría nueva vida en 1959 el escultor leonés Andrés Seoane, quien añadió, sobre un recio pilar almohadillado, un león abrazado a una columna alusiva a la fundación de la ciudad por parte de la Legio VII. La obra de fontanería fue dirigida por el madrileño Isidro Cruela, profesor de arquitectura de la Real Academia de San Fernando, quien atendió la dirección no sólo de ésta sino del resto de las cañerías y fuentes de la ciudad en el siglo XVIII.
De momento, el Ayuntamiento no ha decidido aún si sustituye estos espléndidos elementos ornamentales por réplicas. La restauración de la fuente se limitará a un «lavado de cara», con la eliminación de todas las pátinas, óxidos y demás agentes químicos y biológicos que deterioraron el material original, así como la colocación de todas las partes no escultóricas que faltan.