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«Sin la Catedral de León, el templo burgalés no habría sido el mismo»

El arquitecto Miguel Sobrino analiza en su nuevo libro la biografía de la Pulchra

Portada del libro

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cristina fanjul | león
León

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«Sin duda, sin la Catedral de León, la de Burgos sería diferente». Miguel Sobrino, autor de la obra Catedrales. Las biografías desconocidas de los grandes templos de España (Esfera de los Libros), destaca que la concepción del templo castellano cambió con el aliento arquitectónico del maestro Enrique, artífice de la Pulchra. Y es que este artista francés, contemporáneo de Villard de Hommecourt -el Leonardo da Vinci medieval-, plasmó en la Catedral su ideal arquitectónico, desmaterializando, reduciendo los muros a su mínima expresión para dar protagonismo al cristal, y «aligeró» después con sus hazañas leonesas el templo burgalés. «Pudo influir su experiencia leonesa en la reforma aplicada a la catedral de Burgos: acostumbrado en León a la erección de muros completamente calados, el templo burgalés le iría pareciendo acaso demasiado recto y opaco, sensación que modificó en parte al aprovechar la oportunidad de dar a su cabecera el aspecto que todavía hoy se conserva», manifiesta el autor.

El libro realiza un recorrido a través de la vida de 25 catedrales españolas y refleja que éstas eran auténticos laboratorios de ideas y avances tecnológicos. Miguel Sobrino, profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid, escultor y dibujante, desvela que una de las razones por las que se decidió a escribir el libro -que además ha ilustrado él mismo-" fueron sus visitas a la Pulchra. «La Catedral de León es un edificio maravilloso en su origen», subraya el escritor, que destaca además que una de las características del templo gótico leonés es el hecho de que su pureza se debe en gran parte a la reinvención de las restauraciones. En este sentido, el autor, que ha dedicado año y medio a elaborar esta obra, revela que nadie sabe qué vidrieras ocupan el lugar primigenio y cuáles modificaron su emplazamiento con las rehabilitaciones. Así, descarta parte de los falsos mitos concebidos en torno a la Pulchra como el que se refiere a los vitrales con formas vegetales. «Hoy podemos leer que las vidrieras de la Catedral de León representan, en escala ascendente, el mundo vegetal, el humano y el divino», ironiza Sobrino, que recuerda que los cristales con ornamentos vegetales se incorporaron en el siglo XIX y fue decisión de Juan Bautista Lázaro. «Nadie pretendía hacerlas pasar por antiguas y, de hecho, sus motivos están inspirados en los diseños del pintor William Morris, amigo de los prerrafaelitas e iniciador del movimiento Arts & Crafts», destaca, y añade que una de las características del templo leonés es que fue reinventado en buena parte en el siglo XIX.

Milagro divino. Miguel Sobrino comenta divertido que puede que la permanencia de la Pulchra sea un milagro, pero recuerda que una de las características de las catedrales es que fueron concebidas tan bien que siempre tienden a conservarse. Por eso aguantó la caída de la bóveda en 1631, la construcción de una cúpula -"obra de Juan de Naveda-" que fue minando la estructura de la catedral, la desamortización o el terremoto de 1755.

Una de las consecuencias del peligrosísimo estado de la Catedral fue que se convirtió en el primer edificio español que recibió el título de Patrimonio Nacional. A este respecto, Miguel Sobrino explica que la vocación conservacionista de la Catedral de León pudo ayudar a que comenzaran las restauraciones de otros tesoros patrimoniales españoles. Y, sin embargo, una vez más, el templo leonés estuvo a punto de desaparecer. Fue durante la restauración de 1859. Dirigida por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, le fue encomendada a Matías Laviña -"que se encargó de los derribos-", Juan de Madrazo , que contuvo la ruina, y Demetrio de los Ríos, artífice de la reconstrucción del edificio.

El primero de ellos, Matías Laviña, no hizo sino desmontar una buena parte del templo. Una vez en el suelo, no supo por dónde empezar. «Matías Laviña -"destaca Miguel Sobrino-" dejó al morir una catedral desventrada, rodeada de montones de señeros escombros».