opinión | el invento del maligno
Belén
Pues usted dirá lo que quiera, y es muy libre, faltaría más, pero a mí me parece que Belén Esteban se ha equivocado al convertir su inconfundible rostro en una mixtura de Barbie y Paris Hilton. Buena parte del éxito de esta mujer, Belén, radicaba en el carácter decididamente popular de su cara, que despertaba la afinidad instintiva de un amplio sector del público (esa gente que le dice wapa en los SMS).
Pero ahora, con todos esos retoques, es como si Cleopatra hubiera prescindido de su nariz, aquélla que, como es fama, podía cambiar el curso de la Historia. Cierto que, desde otro punto de vista, nada hay más lógico que esta intervención sobre el rostro de la Esteban. España es, proporcionalmente, el país del mundo con mayor número de operaciones de cirugía estética; sólo Brasil y Estados Unidos se codean con nosotros. Es un rasgo definitorio de la hortera identidad nacional, tal vez comparable a la continuidad de Gran hermano durante diez temporadas, que también es algo que sólo pasa en España.
En ese sentido, es perfectamente coherente que Belén Esteban, icono mayor del paisanaje, haya pasado por el quirófano restaurador. Lo más interesante va a ser observar cómo funciona la audiencia en Nochevieja. Es sabido que desde hace años, y por una peculiaridad étnica española, entre nosotros nadie cree que el año haya cambiado si no lo ve por TVE, que para eso es la pública. Por eso, año tras año, la Primera se lleva (y con mucha diferencia) las audiencias de las uvas, aunque el año cambia exactamente igual en el resto de las cadenas.
Las privadas, resignadas, han reaccionado disminuyendo progresivamente sus apuestas en esa noche fatídica, para no gastar pólvora en salvas.
Pero, atención: he aquí que este año las uvas de Telecinco las presenta la Esteban, y he aquí que la susodicha convoca a la audiencia con un reclamo irresistible. ¿Qué ocurrirá? ¿Habrá trasvase? ¿Saltará a Telecinco el público para admirar la nueva obra de la industria quirúrgica española? ¿O ni siquiera esto alterará las costumbres nacionales? Atentos a la pantalla.