La Fundación Pereira difundirá desde la Universidad la obra del autor leonés

Todo sobre Pereira, pero sin Pereira. Sin su sonrisa pícara, su genio rápido, su cercanía cómplice. Ayer, en la inauguración oficial de la Fundación Antonio Pereira, estuvieron muchos, pero faltaba el principal. El escritor de Villafranca del Bierzo nos dejaba el pasado 25 de abril huérfanos del humor, la vitalidad, el talento y la retranca, pero algo de su espíritu queda en la sala que el patronato de la fundación ha habilitado en la biblioteca universitaria San Isidoro del campus de Vegazana.

Fue un «leonés de raíz y de ejercicio», una personalidad «brillantísima de las letras, un poeta, un narrador», pero sobre todo «una persona a la que todos hemos querido». Así definía el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, encargado de inaugurar la sede de la fundación, al autor de Cuentos de la Cábila . Herrera recordó el objetivo por el que nace este espacio -"investigar y divulgar la obra de Pereira y, por extensión, la de toda la literatura leonesa, así como organizar actividades culturales relacionadas como el mundo editorial-" y dijo que supone también «un elemento de crecimiento» para la Universidad de León.

En presencia del rector, José Ángel Hermida; la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco; la presidenta de la fundación y viuda del autor, Úrsula Rodríguez; el coordinador de la misma, José Enrique Martínez; el patronato en pleno, autoridades, catedráticos, profesores, y amigos como los poetas Juan Carlos Mestre o Antonio Gamoneda, el músico Amancio Prada o el pintor José Sánchez Carralero, quedó abierta la sede, que ya luce en sus estanterías gran parte de la biblioteca personal del maestro en espera de ser ordenada y, poco a poco, digitalizada.

Los fondos. Los investigadores y alumnos que accedan a la fundación se encontrarán, en primer lugar, con una serie de cuadros de autores leoneses -"Carralero, Llamas, Barthe, Villa, Beberide-" sobre Antonio Pereira o a él dedicados, y una rica colección de fotografías en las que aparece con todo tipo de personalidades, desde Borges a Pepe Hierro, desde la duquesa de Alba a Vela Zanetti pasando por Ricardo Gullón, Carnicer, González de Lama o un joven Crémer. En las estanterías reposa una selección de su gran biblioteca (y ahí están, completas, las colecciones Adonais o Provincia, sus primeras novelas, ya agotadas, como Un sitio para soledad ; y traducciones al francés, polaco, gallego y portugués de sus obras). Tampoco faltan los premios: la medalla y el birrete de Doctor Honoris Causa por la universidad leonesa, la medalla de oro de la provincia y hasta un inédito a la Exaltación de los Valores Leoneses... del año 1957.