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Los cormoranes se quedan

Un año más la confluencia del Bernesga y del Torío se convierte en uno de loslugares preferidos por los cormoranes; también en Ponferrada se asienta una importante colonia

Un grupo de cormoranes en las choperas del Bernesga.

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pedro vizcay | león
León

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En la ciudad de León, un año más, la mayor concentración se produce cerca de la confluencia de los ríos Bernesga y Torío, a la altura de la ronda sur de la capital. La chopera alberga desde hace meses una importante colonia de cormoranes grandes, especie marina invernante en León desde hace años. Las aves, en número aproximado de cincuenta individuos, son perfectamente visibles a la salida del sol arracimados en la chopera de la margen izquierda del río, justamente por encima del puente de la ronda sur. Hacia las diez de la mañana se dividen en grupos mas pequeños para pescar. Una parte de ellos se queda entre el mencionado puente y el nuevo de la Lastra. Estas aguas remansadas, a pesar de la contaminación, albergan importantes poblaciones de ciprínidos, bogas, barbos y, especialmente, pequeñas tencas. También alguna trucha de considerable tamaño, aunque éstas no son presas fáciles para el cuervo marino. Tras efectuar la pesca de forma eficaz y precisa, se acercan a los cascajares de la orilla para, una vez fuera del agua, extender sus alas durante varios minutos para secar su negro plumaje. Todas estas evoluciones, realmente espectaculares, pueden apreciarse a una cierta distancia por cualquier observador. Otros grupos descienden para pescar aguas abajo, aunque el Esla y el Porma tienen sus propias poblaciones.

En la capital del Bierzo el lugar de concentración se sitúa en el coto intensivo. «Ya se han hecho vecinos de Ponferrada» comenta un aficionado que los observa a diario. En esta parte del río son también muy abundantes las poblaciones de ciprínidos o «peixes» como se les conoce habitualmente. Sin embargo también abundan aquí las truchas, procedentes de repoblaciones periódicas del coto intensivo, que resultan un bocado mas apreciado para el cuervo marino que pesca con total impunidad. En la comarca berciana las mayores concentraciones se producen aguas arriba en el embalse de Bárcena, si bien todos los embalses que jalonan el curso del Sil río desde Villablino al límite de la provincia cuentan con nutridos grupos de cuervos marinos.

Climatología adversa. Los cormoranes se han encontrado con una climatología que ha hecho variar sustancialmente su comportamiento. El final del otoño, con temperaturas benignas, les permitió pescar en las numerosas charcas y lagunas que jalonan los cursos bajos del Esla y Obigo. Durante el mes de noviembre un importante grupo, que en ocasiones llegó a superar las doscientas aves, se asentó en una serie de lagunas procedentes de la extracción de áridos entre Palanquinos y Riego del Monte. Estas charcas curiosamente no deberían de tener pesca, pero las repoblaciones furtivas de blak-basses, tencas y lucios, junto con cangrejos rojos las han convertido en auténticos paraísos para el cuervo marino. Sin embargo la climatología cambió bruscamente con la nieve y las fuertes heladas de diciembre que congelaron las charcas. Esto hizo que se desplazasen hacia los ríos. Pero también los ríos en ocasiones y durante varios días crecieron y se entoldaron de forma que no les quedó mas remedio que remontar hacia los cursos medios y altos, especialmente de los ríos regulados. Aquí las poblaciones piscícolas por excelencia son las truchas que, además, se están concentrando para las frezas. El daño que han podido causar y están causando tanto en el Esla como en el Porma, serán sin duda realmente importantes.

La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, aunque tarde, ha comenzado a considerar el enorme daño que el cormorán ocasiona en los ríos. Las medidas que se están tomando consisten en autorizar a los agentes forestales a disparar sobre los cormoranes para eliminar su exceso o ahuyentarlos. Pero lo cierto es que no sirven de mucho. El cuervo marino, que es capaz de pescar en las balsas de las piscifactorías sin espantarse, se vuelve absolutamente desconfiado ante el peligro. Sirvan de ejemplo las fotografías que se muestran en este reportaje y que fueron sacadas utilizando teleobjetivos potentes ya que la aproximación, a diferencia del pasado año, resultaba impòsible.