fútbol. segunda división b
Desastre de la Cultural (0-3)
El equipo leonés regala el partido al Montañeros en una primera parte en la que se sucedieron los errores, sobre todo defensivos, que condenan a los de Yosu Uribe a seguir en los puestos de cola
La imagen de Jito fue fiel reflejo del partido de la Cultural
La jornada de puertas abiertas fue un éxito de público. La mejor entrada de la temporada en el Reino de León. Pero el equipo no se comportó a la altura de su afición. Saltó con los nervios propios de un equipo sin cabeza, sin ilusión, desmotivado, sin garra y sobre todo sin la capacidad de afrontar un encuentro de la trascendencia que tenía el partido frente al Montañeros.
Tres errores defensivos dejaron al equipo leonés muerto. Dos regalos de Gorka García y otro de Pereira acabaron con las ilusiones de una grada, que se enfadó tanto con los suyos que no le quedó más remedio que corear con olés cada pase sin verticalidad ninguna de los dirigidos en la parte técnica por Yosu Uribe.
La Cultural salió al campo completamente desmotivada, pese que la hinchada se había desplazado al estadio Reino de León para animar desde el primer minuto, con la única finalidad de dar oxígeno a un equipo, que ayer demostró que su capacidad está en entredicho.
En frente, un equipo modesto, de una barriada de La Coruña, que partió hacia León a la tres de la tarde.
Con un juego fácil de movimiento del balón desarbolaron por completo al bloque culturalista, que nunca tuvo la tensión necesaria para sacar el coraje que se presume para sacar el encuentro hacia adelante.
Los defectos de todo el bloque salieron a relucir con el paso de los minutos.
El primer gol llegó tras un robo de balón en las proximidades del área a Gorka García, el segundo tras otro fallo defensivo, en esta ocasión de Pereira, y el tercero en un nuevo regalo de Gorka García.
Con el tanteador adverso, la Cultural no fue capaz de levantarse del duro mazazo de la primera parte. Sólo un cambio, el de Chema por Chema Mato. Yosu Uribe quiso castigar al resto del equipo con permanecer en el campo para sufrir su desgana y falta de actitud durante un partido de tan trascendencia.