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Reportaje | M. ÁNGEL TRANCA

La habitación secreta del campeón

Sergio Sánchez prepara su asalto al título mundial del 3.000 en una cámara hipobárica instalada en su dormitorio en la que pasa casi 16 horas diarias

Sergio en la cámara hipobárica que este fin de semana complementará con una más amplia.

Publicado por
León

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Nadie duda que hoy por hoy Sergio Sánchez es la única alternativa a la hegemonía que desde hace décadas mantienen los atletas africanos en las pruebas de fondo. Sus últimas demostraciones coronándose plusmarquista europeo de los 2.000 y 3.000 metros en pista cubierta así lo corroboran. Pero el gordonés no se para ahí. Ser el mejor del mundo es su reto y para ello trabaja día a día.

Dentro de tres semanas tiene ante sí la oportunidad de constatarlo ante la flor y nata de este deporte. Será en el Mundial de Doha con gallos como Bekele como enemigos. Y para poder tutearles e incluso derrotarles la preparación debe ser la óptima. Sergio sabe que hasta el más mínimo detalle puede jugar a favor o en contra. Y el quiere que sea lo primero. Precisamente para simular las condiciones de entrenamiento de los africanos durante 20 días y hasta ocho antes de la cita en Qatar junto a sus entrenamientos diarios el gordonés se aclimata en una altitud artificial e igual de eficaz con la cámara hipobárica. «Se trata de una inversión que, sin duda, puede ser rentable a lo largo del tiempo, porque creo que me puedo adaptar bien a la altitud y, con esta nueva cámara, se pueden alcanzar hasta los 5.000 metros», aseveraba el leonés que precisamente habilitará este fin de semana a lo largo y ancho de su dormitorio una nueva en la que, junto a la que ya dispone desde hace algún tiempo (en este caso similar a un tubo de 2,30 metros de largo por dos de alto), utiliza el tiempo que no trabaja en la pista para adaptar su cuerpo a alturas similares a las que se encuentran grandes especialistas en las pruebas de larga distancia. Y lo hace diariamente entre 15 y 16 horas. Estimular la producción de glóbulos rojos y aumentar el hematocrito en unas condiciones denominadas de hipoxia (el oxígeno en el aire se reduce del 20,9 por ciento al 12) son las ventajas de su nuevo compañero de fatigas y también de ocio. Y los resultados no deben hacerse esperar en una cita en la que aspira a colgarse el metal más preciado. Ejemplos del éxito de la cámara hipobárica pueden darlo deportistas de la talla de Armstrong, Raúl González y Radcliffe.

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