Diario de León

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Calleja hace cima en León

El aventurero leonés logra un éxito rotundo con la organización del I Festival Internacional de Cine de Montaña y Aventura Picos de Europa. Para el año que viene y

Jesús Calleja sube al escenario del  Auditorio de León.

Jesús Calleja sube al escenario del Auditorio de León.

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susana vergara pedreira | león
León

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Se comprende que suscite envidia. Hace lo que quiere, se dedica a lo que le gusta y tiene éxito. Un cóctel explosivo que, sin embargo, él gestiona bien.

Su último triunfo: la organización en León del I Festival de Cine de Montaña y Aventura Picos de Europa. Éxito total. Lleno total. Invitados excepcionales. Quiere que sea referente mundial y va camino de lograrlo. Por conseguir, el aventurero leonés Jesús Calleja trajo a la inauguración al presidente de la Junta, el alcalde de León, la presidenta de la Diputación y la consejera de Turismo. PP y PSOE juntos. Y, además, de buen humor. ¿Tal vez más difícil que cualquier desafío extremo de los suyos?

Calleja está en la cima pero no se ha encumbrado. Mantiene la modestia que tienen los grandes. Quizá por naturaleza. Quizá porque a menudo está rodeado de gigantes. No sólo las montañas que escala, sino los escaladores que encuentra en esas montañas. Por eso, no le cuesta nada decir en público, ante un auditorio lleno: «Eres el más grande». O: «Qué le vamos a hacer, los que somos una mierdecilla como yo necesitamos oxígeno para subir el Everest, no como Iñaki Ochoa de Olza, que era un máquina el tío».

Con o sin oxígeno -”una disputa histórica entre los himalayistas-” Calleja tiene el mérito de ser uno de los privilegiados que ha tocado la cima del Everest y ser además el único leonés, de momento, que lo ha hecho. Su recompensa, ver algo único que se aprecia desde la cumbre más alta del planeta: la curvatura de la Tierra. Lo que hubiera dado Galileo.

Ahí está, el leonés más mediático del momento, haciéndose fotos con una legión de admiradores y compartiendo escenario con los mejores escaladores y montañeros del momento y, algunos, de la historia. Leyendas vivas que han desgranado su vivencia y sus historias en el Auditorio de León.

Impresionante escuchar a Horia Colibasanu, el alpinista rumano que se negó a abandonar a su suerte a Iñaki Ochoa en el temido Annapurna y que le cuidó al límite de sus fuerzas durante cuatro días a 7.400 metros de altitud, en una situación extrema. Conmueve su relato y su grandeza. La naturalidad de alguien a quien todos consideran un héroe menos él. Resuena aún su emoción contenida: «Cuando supe que Iñaki había muerto, me desconecté, entré en la tienda y me puse a dormir. Pido perdón a todo el mundo. Para mí todo había terminado». ¿Perdón? El Auditorio calla asombrado y luego hasta se nota cómo le empuja simbólicamente cuando anuncia que esta primavera subirá otra vez a la montaña asesina porque es «un reto profesional y emocional». Y no tiene nada más que explicar.

Impresiona también la grandeza de Pablo Ochoa, a quien le tiembla la voz al hablar con emoción de su hermano Iñaki, o la entereza de su madre cuando, en el documental proyectado sobre el rescate fallido del montañero navarro, hace un alegato en favor de quien opta por un tipo de vida tan arriesgado «porque vivir es el riesgo». La familia mantiene vivo el proyecto humanitario de Iñaki, SOS Himalaya (muy fácil de buscar en Internet), una fundación de ayuda a los menos favorecidos de esa parte del mundo que él tanto amó.

En el rescate de Iñaki Ochoa de Olza participaron nueve de los más grandes alpinistas de la historia, que no dudaron en arriesgar su vida para intentar, en vano, salvar la del montañero español. Y, entre todos ellos, Horia Colabasanu, sentado como si nada en una silla de plástico en el escenario del Auditorio.

Estuvieron también Peter Ressman, que se ha atrevido a bajar esquiando pendientes de 60 grados en el Monte San Elías de Alaska y que conquistó al público de León con su extrema timidez. Y Eneko e Iker Pou, que abrieron nueva ruta en la cara oeste del mítico Naranjo de Bulmes en una conquista épica. Y Chris Sharma, que se alzó con la fuerza de sus dedos en la Clak Mountain en la vía Jumbo Love de grado 9b, la de mayor dificultad hasta el momento. Y Alastar Lee y Carlos Suárez en el reto de lanzarse en paracaídas desde el Asgard.

Junto a Jesús Calleja estuvieron el cámara leonés Emilio Valdés y Kike Calleja, su hermano, pilares del alpinista leonés y «sus sueños que se convierten en realidad».

Enamorado de los Picos de Europa -” «León tiene las montañas mejores más hermosas del mundo», dice siempre-” arrancó a sus invitados la promesa de que vendrán a escalar a León y al Ayuntamiento, su compromiso para la nueva edición del festival. Calleja demostró una vez más que es un buen embajador de León. Aunque a veces, esta tierra no le perdone su éxito.

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