Sergio Sánchez, rumbo a la gloria

Ilusionado y convencido de sus posibilidades. La mismas que en apenas tres días pueden llevarle a colgarse una presea, Sergio Sánchez partía ayer hacia Qatar, el país que desde mañana albergará el Mundial en pista cubierta al que España acude con 14 representantes pero apenas con dos opciones claras de subirse al podio, la del gordonés en el 3.000 y la de Natalia Rodríguez en el 1.500. Los dos ejercieron ayer de líderes de una selección que afronta el reto de mejorar el papel de Valencia y demostrar que, a pesar de no ser una de las delegaciones más amplias, sí cuenta con atletas suficientes para entrar a formar parte de la historia de esta competición.

Y Sergio debe ser uno de los protagonistas. El atleta leonés es consciente que su papel en Doha no va a ser el de convidado de piedra sino el de una de las estrellas. Pero la presión no le afecta. Ayer mismo Sergio se mostraba tranquilo en la espera de Barajas. En el aeropuerto y junto a su equipaje se encontraban muchas dosis de confianza. «Viajo dispuesto a todo. Me encuentro bien, diría incluso en mi mejor momento deportivo y mental, y espero plasmarlo sobre la pista. Me lo debo a mí y a tanta gente que está a mi lado y a la que espero recompensar con un puesto en el podio». Así se pronunciaba Sergio Sánchez en la terminal del aeropuerto madrileño a la vez que repasaba una y otra vez en la cabeza su estrategia no sólo para las semifinales, también para la carrera definitiva en la que 12 gladiadores pujarán por los tres peldaños del podio. «Sé que todos me van a ver como a uno de los rivales a batir pero eso no me obsesiona. Voy a estar vigilado pero también lo estarán otros como Lagat y Bekele. Va a ser una carrera frenética en la que el que sepa jugar mejor sus cartas va a llevarse el gato al agua. Y ahí espero se el mejor o al menos uno de los tres más resolutivos».

Precisamente el gordonés, junto con los otros 13 atletas que intentarán mejorar el papel realizado por España hace dos años en Valencia, llegaban a Doha con una hora de retraso y cerca de 20 grados más con los que despedían Madrid (30 por nueve). Y todo tras un inicio de viaje que se presentó ciertamente ajetreado. El avión de Qatar Airways se ponía en marcha a la hora prevista, pero al llegar a la cabecera de pista permaneció parado una hora. El comandante avisó al pasaje de que, si en tres minutos no recibía autorización para el despegue, tendría que regresar a la terminal para repostar. Cumplidos esos tres minutos el avión, afortunadamente, despegó, y el comandante tranquilizó a los pasajeros asegurando que la carga de fuel era suficiente para llegar a Doha.

En el aeropuerto los españoles se encontraron con una larguísima cola para el control de pasaportes y el pago de la visa. Una hora más de espera, de modo que cuando el equipo arribó al hotel eran casi las diez de la noche locales (dos menos en España). Hoy toca tomar contacto con la pista del Aspire Dome en la que precisamente Sergio puede firmar otra página de oro en su brillante y todavía creciente palmarés. Eso será el domingo a partir de las 15.00 horas.