La metamorfosis copera

La Copa del Rey de Antequera recibió a un Reale Ademar tocado en lo anímico y en lo deportivo y devuelve un equipo orgulloso, combativo y que supo hacer bueno uno de los gritos de guerra favoritos de su afición: el «¡Sí se puede!». Una frase que, en síntesis, pone el acento en la capacidad «matagigantes» del equipo leonés cuando a su talento le une una buena dosis de corazón y entusiasmo.

Y el ejemplo más cercano se ha visto en la Copa. Tras sus brillantes victorias ante Valladolid y Ciudad Real y su épico partido en la final frente al Barcelona, el Reale Ademar es un equipo que sale reforzado de la Copa del Rey de Antequera.

«De eso no hay duda», subraya su presidente Carlos Pollán. «La metamorfosis —añadió— que ha sufrido el equipo en tres días es impresionante. Es algo que sólo pueden explicar los jugadores si es que tiene realmente una explicación porque seguro que si le preguntas a los jugadores tampoco le encontrarían una explicación. El equipo venía mentalizado de que había que poner fin a esa mala racha, se hizo, y no dimos la campanada por muy poco».

Y los jugadores a los que se refiere el presidente ademarista también piensan lo mismo. «Creo que este equipo ya no puede volver dar a pasos atrás. Esto tiene que ser un punto de inflexión para que no nos vuelva a pasar lo que nos sucedió el mes de febrero», manifestó Jorge García Vega.

«Dimos una muy buena imagen en la Copa ahora tenemos que centrarnos en otros frentes como la liga, que tenemos mucha por delante para intentar llegar al tercer puesto. Tenemos que entender que si no jugamos con esta actitud se nos puede complicar cualquier partido y si jugamos como lo hicimos en la Copa del Rey podemos ganarle a cualquiera y luchar hasta el final con quien sea», abundó el pivote argentino Gonzalo Carou.

«De esta Copa sale el Ademar que todos queremos y en ese aspecto salimos reforzamos. Demostramos que podemos competir con los grandes y ganarles. Esa es la línea a seguir», apuntó el meta Vicente Álamo.