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Orgullosos del Reale Ademar

El Reale Ademar sale reforzado de una Copa del Rey que mereció ganar. El equipo se carga de orgullo y ambición para la Liga y la Champions

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León

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Sin afanes polémicos 1397909876 martín

La gesta de Ademar en la Copa del Rey de Balonmano -porque de gesta hay que calificar la extraordinaria actuación tenida en la Copa del Rey- debe de llenar de orgullo a la gran familia ademarista: Directivos, técnicos, socios, jugadores y aficionados leoneses a las lides deportivas. Todos, sin excepción, tienen que sentirse orgullosos de lo realizado en Antequera por el equipo Reale Ademar. Y escribo Reale Ademar, porque también la firma patrocinadora del equipo tiene motivos sobrados para estar orgullosa. Uno, que ha visto nacer a Ademar y renacer luego, surgiendo de sus cenizas y remontando el vuelo como el Ave Fénix, no puede ocultar tampoco el orgullo de haber vivido la peripecia del equipo, de haber creído siempre en él y haber sido correspondido en todos los tiempos por la grey ademarista. León, en el orden deportivo, tiene igualmente razones suficientes para enorgullecerse de tener un Club representativo que despierta interés, y hasta admiración, por su buen hacer y saber estar a lo largo y ancho de la historia. Un hacer sólido, sobresaliente que lleva su nombre, elevado a cumbres máximas deportivas, por la impecable ejecutoria de quienes han hecho razón de ser y estar su lema: Ademar a luchar. Contra viento y marea, contra tibios de fe y excépticos ocasionales. La Copa del Rey ha servido para demostrar el espíritu inquebrantable de Ademar, contra el viento de las adversidades y la marea de ocasionales escéptico.

Hay derrotas que, paradójicamente, enaltecen. La injustamente sufrida por Ademar, en Anteq uera, es vivo ejemplo de ello. Luchan contra los mejores equipos rompiendo la imbatibilidad de que hacía gala el Ciudad Real sin rendirse nunca, vencido únicamente por factores exógenos y endógenos contra los que no se puede luchar. Y es que el Balonmano, y en general todo en la vida son, como dijo un gran pensador y literato español, él -el hombre mismo- y sus circunstancias. Orgulloso de ser, y haber sido siempre ademarista, me subo al carro, ahora repleto, de quienes se sientan, de quienes nos sentimos orgullosos de Ademar y de su gran trayectoria. Quiero tener una mención, y felicitación a la vez, para dos hombres singulares, merecedores de ella por su buen hacer en el equipo: al entrenador Ribera y Héctor Castresana, ademarista hasta las cachas, por haberlo mamado y por sentirlo siempre