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fútbol. liga de campeones

El Barça cae en la trampa (3-1)

Desajustes defensivos, pérdidas inusuales de balón, un casero árbitro portugués y once colosos dirigidos por Mourinho complican a los culés la final

Maicon anota el segundo gol interista al batir como muestra la imagen a Víctor Valdés.

Publicado por
p. ríos | milán
León

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El Inter fue un Espanyol a lo bestia, con más físico, con once colosos, con un ariete excelso como Diego Milito, con otras grandes individualidades y con una pegada descomunal que dejó al Barça contra las cuerdas, pendiente de sólo de una remontada heroica en el Camp Nou (3-1).

Es cierto que el colegiado portugués realizó un arbitraje lamentable, muy casero, pero bien harían los azulgranas en no quejarse y hacer autocrítica porque concedieron demasiado atrás y les faltó rapidez en la circulación de balón. Nada que ver este duelo con el de la primera fase de la -˜Champions-™, donde los de Mourinho todavía no habían arrancado. Y aquel 2-0 del Camp Nou valdría pero será muy difícil de repetir porque este Inter te mata al contragolpe.

La soñada final del 22 de mayo en el Bernabéu se aleja para los azulgrana, que sufrieron su peor derrota de la era Guardiola. Nunca habían caído por más de un gol y encima lo hicieron tras ponerse por delante. Insólito. Tampoco el cansancio del largo viaje en autobús sirve de justificación porque el Barça acabó encerrando por completo a los interistas, desesperado, con un Piqué de ariete que recordó al Alexanco de Cruyff. No se merecieron ese 3-1 adverso, pero los grandes no te perdonan si les brindas ocasiones, cometes pérdidas de balón en zonas de alto riesgo y permites transiciones rápidas a todo un campeón de Italia y verdugo del Chelsea en cuartos. Y no hay que olvidar que Víctor Valdés ha hecho grandes paradas este curso.

Las constantes faltas tácticas rompieron el ritmo ofensivo del Barça, que encima pierde a Puyol para la vuelta, y Diego Milito volvió loco a sus rivales. Impartió una lección magistral de cómo jugar de único punta. Se buscó la vida para desmarcarse, supo bajar el balón para la incorporación de la segunda línea y encima goleó.

Matrícula de honor e imagen antagónica a la del ex interista Ibrahimovic, sustituido por Abidal cuando el Barça ya perdía 3-1 y circunspecto después en el banquillo.

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