Los pijos de Chelsea

Para los hinchas del Fulham, el club londinense más antiguo entre la elite, el vecino Chelsea del magnate ruso Roman Abramovich es el nuevo rico del barrio. Entienden que, por muchos títulos que consigan y figuras que contraten, nunca echarán raíces en el barrio. No alcanzarán ni la clase, ni el estilo, ni la tradición de los cottagers , fundados hace 131 años y en disposición de poder alcanzar al fin su primer título europeo.

«Somos del distrito de Hammersmith y nuestro vetusto estadio, un ejemplo arquitectónico, se encuentra en una de las zonas más caras de Chelsea y de la capital», presumen los fieles del distinguido Fulham. Son acomodados de cuna pero manejan uno de los presupuestos más bajos de la Premier y carecen de jugadores de renombre, salvo el delantero Bobby Zamora, con ancestros de Trinidad y Tobago.

Toy Hodgson ya entrenaba a equipos profesionales cuando Quique Sánchez Flóres tenía sólo 11 años. Se maneja en ocho idiomas, condujo a Suiza a los octavos de final en el Mundial-™94 y al Inter de Moratti a la final de la UEFA que perdió con el Schalke. «Ha transformado el club. Sabe lo que quiere, nos organiza, conoce cómo juegan todos los rivales y nos trata con respeto y honestidad», alaba de Hodgson el capitán y centrocampista Danny Murphy.