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FÚTBOL. LIGA DE CAMPEONES

Milito encumbra al Inter de Mourinho (0-2)

El delantero decidió con dos goles una final que ofreció poco fútbol en el Bernabéu. Mou le ganó la partida a Van Gaal aplicando sus recetas: disciplina táctica, repliegue y sacrificio del primer al último jugador

El centrocampista del Inter Javier Zanetti levanta la Copa de Europa junto a sus compañeros

Publicado por
IGNACIO TYLKO | Madrid
León

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Gracias a un Diego Milito determinante (2-0), a un trabajo táctico concienzudo, a un sobresaliente entramado defensivo y a las limitaciones del Bayern Múnich, José Mourinho salió como un héroe del Bernabéu e igualó al austriaco Ernst Happel y al alemán Hitzfled, ganadores también de la Copa de Europa con dos equipos diferentes. Seguramente, se marchó para volver pronto y dirigir a un Real Madrid al que su afición exigirá mucho más fútbol que al Inter, no sólo títulos. Pero ése será otro interesante debate.

De momento, el portugués emuló a Helenio Herrera, entrenador de aquel Inter de Suárez, Peiró, Facchetti o Mazzola que se coronó hace 45 años. Los italianos levantaron el mayor trofeo continental por tercera vez en su historia e igualan en el palmarés al Manchester United y al Barça. Lo han ganado todo este curso extraordinario, Scudetto, Copa y Liga de Campeones, han eliminado al Chelsea y a los de Guardiola, quizá los dos mejores equipos de Europa, pero su fútbol no enamora. Su propuesta futbolística es discutible pero sus triunfos, incontestables.

Más allá de la batalla entre Mourinho y Van Gaal, de los idearios entre dos antiguos colegas en el Barça, la final fue de Milito. Es un delantero de proyección tardía, ya que pasó por el Zaragoza y el Génova antes de que un grande lo valorara como se merece, pero un ariete extraordinario. No es de extrañar que Mourinho lo quiera para su futuro Real Madrid pese a que está a punto de cumplir 31 años y ha jugado, y ganado, su primera Champions. Trabaja sin desmayo, se mueve, se ofrece, va bien de cabeza, es extraordinario al jugar de espaldas y exhibe la calma de los grandes ante el portero. Forma una sociedad magnífica con Sneijder, un futbolista enorme desperdiciado por el club blanco. Sacó pronto una tarjeta amarilla a Demichelis, casi tan lento como su compañero Van Buyten, y luego hizo lo que quiso con él.

Fue un duelo decepcionante en un marco incomparable. Una batalla táctica entre dos clásicos en la que se echó de menos, y más después de lo visto, a algún representante español. Aunque cayó ante el Lyon de mala manera, el Madrid tiene más fútbol y mucho mejores jugadores que bávaros y lombardos. Y no digamos ya el Barça, pese a perder en semifinales con los interistas porque el fútbol es caprichoso, y más en los torneos del K.O. Pero una cosa es el resultado y otra el estilo. Ni Zanetti, en la final mediocentro, ni Cambiasso, ni Van Bommel, ni por supuesto Schweinsteiger, se aproximan al nivel de cualquier centrocampista internacional español. Y en esa zona se gesta el fútbol. Sólo Sneijder, como enganche, sería comparable.

1397124194 Robben contra el mundo. El gol que marcó la final define al Inter de hoy, de ayer y de casi siempre. Fue una acción de viejo manual, ejecutada a la perfección. Balón largo del portero, salto portentoso de Diego Milito, dejada de cabeza, desmarque rápido, buen pase de Sneijder y definición maravillosa, con amago incluido, que hizo perder el sitio a Butt. Hasta esa diana, pasada la media hora, el Inter apenas había inquietado con un par de golpes francos en los que Sneijder probó a este guardameta aceptable pero ni mucho menos entre los grandes, donde sí está Julio César. El Bayern proponía más pero con menos recursos. Su posesión de balón alcanzaba el 63% y se descolgaba con más jugadores arriba.

Pero sólo Robben parecía capaz de romper el muro interista, con nueve jugadores siempre por detrás del balón y sólo Sneijder y Milito algo liberados. Conquistó su tercera Copa de Europa y tuvo una participación determinante en el segundo gol pero es triste ver a Eto-™o casi como segundo lateral, junto a Maicon. Trabaja a destajo en defensa el camerunés pero bastante poco con el balón.

Mantiene su identidad pero es un jugador diferente al del Barça. Mou conoce como pocos a Robben, ya que lo tuvo a sus órdenes en el Chelsea, y supo cómo frenarlo. Colocó a Chivu en el lateral y le ayudó con Cambiasso y, si era preciso, el macedonio Pandev, otro teórico hombre de ataque que, ante todo, marca su territorio. En cuanto el extremo holandés recibía y proyectaba alguna de sus diagonales, era objeto de falta. Y como el árbitro inglés no mostró tarjeta en la primera entrada dura de Chivu, miel sobre hojuelas para los italianos. Robben lo intentaba de toda s las formas pero se iba agotando. Faltaba que sus compañeros aprovechasen la acumulación de defensores por ese lado para sorprender por el contrario. Pero ni Badstuber, ni el turco Altintorp, ni el joven Müller, leían bien el partido. Y Olic bastante tenía con pelearse con Samuel y Lucio, dos centrales que suman 64 años. Al contragolpe, el Inter se sentía feliz. Tanto que Milito y Sneijder se intercambiaron los papeles

El duelo se animó en la reanudación. En apenas un minuto, Julio César salvó con el pie un disparo de Müller que ya se cantaba como gol, y Butt respondió con un paradón a Pandev. A Va n Gaal no le quedaba otra que jugársela y apostó enseguida por Klose. Los neroazzurri seguían a lo suyo. Agazapados y a la espera de hallar algún resquicio para rematar a su presa. Lo encontró Eto-™o, que se incorporó y abrió a Diego Milito. El argentino arrancó, ganó metros, encaró a un Van Buyten que sólo reculaba y la cruzó con maestría. Ni con Mario Gómez, ni con toda la artillería pesada alemana, el Bayern tuvo capacidad de reacción. No se repitió el milagro obrado ante el Manchester, tanto en Múnich como en Old Trafford.