el día después
La gesta de un equipo de primera
El equipo ponferradino regresa a la categoría de plata del fútbol español dos temporadas después de perder la misma
La Deportiva regresa a la Segunda División por la puerta grande. El equipo berciano, después de una gran temporada regular, que le sirvió para proclamarse campeón del grupo I de la Segunda División B, logró su objetivo a las primeras de cambio. Ante el Sant Andreu no se amilanó y tras cobrar ventaja de un gol en campo contrario, supo sobreponerse al tanto en propia puerta de Nacho, que igualaba la misma en El Toralín, y después de treinta minutos agónicos de prórroga, llevó a buen puerto la nave del ascenso en la ruleta rusa de los lanzamientos desde el punto de penalti. Los jugadores blanquiazules no fallaron ninguno de sus nueve lanzamientos, deteniendo Mackay el efectuado por Tarradellas.
Este fue el gran momento de la eliminatoria entre bercianos y catalanes, pero también tuvo otros no por ellos menos importantes.
La aportación de Nacho, Berodia y Mandi también resultó decisiva. El primero dotó de mayor solidez a la zaga berciana, el segundo se erigió en la referencia ofensiva de los blanquiazules junto a Rubén Vega tras la marcha a vestuarios de Óscar de Paula, y el tercero se echó por momentos el equipo a sus espaldas a pesar de su juventud, haciendo del descaro una virtud.
El apoyo de la grada también resultó vital. La afición ponferradina, que llenaba a reventar el estadio de El Toralín no desfalleció en ningún momento, siendo auténticamente el jugador número doce cuando el equipo comenzaba a dar muestras de flaqueza ante la adversidad del gol encajado, de la tensión acumulada y del cansancio por los muchos minutos disputados.
Si París bien vale una misa, Ponferrada y su afición vale un ascenso. 9.000 gargantas, había una pequeña representación catalana, así lo atestiguaron.