Gula de goles (25) | Eduardo Aguirre
Maradona blues
Maradona es un tío majo pero en algunas cosas un poco pesao-¦», declaró Del Bosque en rueda de prensa, y enseguida, perro viejo, añadió: «lo de pesao lo digo sin acritud. Defendió a su país de la mejor manera posible». Elegante matización, pero dado que la dialéctica no es lo suyo, nosotros, que la palabra es nuestro balón, creemos que ese no sería el adjetivo que le hace más justicia a su colega argentino. Pero dejémoslo ahí, que el Pibe está pasando una adolescencia muy mala, a sus cincuenta años. Fueron cuatro goles como cuatro tangos. Y el estruendo del ego de Maradona al caer sobre la lona se oyó en el Planeta. Nunca un blues sonó tan azul. La autocrítica no es una de sus virtudes, y la derrota no pudo interpretarla como una consecuencia de sus propios errores o de la superioridad del rival, sino como un enigma más grande que la vida. Era el imposible hecho posible. El ego se le despeñó desde la cima más alta, pero le saldrá pronto de la uvi. «Por estos 23 jugadores, mato», había declarado. ¿Les suena?
Lástima que no haya sido España quien los eliminase. Maradona se estaba poniendo algo más que «pesao» con la Roja. ¿Se imaginan su parrafada si llegan a ganarnos ellos? Nos tenía ganas.
Pero en fútbol, un resultado es un puñetazo en la mesa. Pobre. El portero de Brasil también necesita consuelo. «Perder fue como recibir una puñalada en el pecho», dijo entre lágrimas. Derrotas de novela negra. Que nadie espere en «Gula de Goles», si nos ganan, una catarata de llantos. Todo pasa, Pibe, incluso cuatro tangos no son nada. Pudieron ser siete. Ya pasó. La Roja ahora debe ocuparse de su propia música. Los alemanes afilan sus hachas y silban «La cabalgata de las walkirias». Imponen, sin duda. Pero también nosotros, aunque prefiramos el tirachinas y «Bulería, bulería».