Diario de León

fútbol. Liga de campeones

El Madrid brilla ante un flojo Ajax (2-0)

Sólo el gigante Stekelenburg y la ansiedad de Cristiano evitaron una goleada de escándalo. Özil volvió a ser el mejor y Di María se acercó a su mejor versión

El delantero argentino del Madrid, Gonzalo Higuaín, celebra su gol con sus compañeros.

El delantero argentino del Madrid, Gonzalo Higuaín, celebra su gol con sus compañeros.

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ignacio tylko | madrid
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Va ya por delante que el Ajax es mucha más historia que presente, mera cantera de los grandes de Europa, pero el Madrid de Mourinho comenzó su aventura hacia la «Décima» de forma muy prometedora, con su mejor partido hasta ahora. Es un equipo que progresa adecuadamente y esta vez fue ovacionado en el Bernabéu. Sigue sin sufrir atrás -"ya suma tres partidos oficiales sin encajar un gol-", disfruta de la magia y visión de juego de Özil, ocupa bien las bandas y agradece la verticalidad de Cristiano e Higuaín, aunque ambos estuvieron desacertados de cara al gol. Presión muy arriba para robar enseguida, rapidez en las combinaciones, ruptura desde los costados, constantes movimientos, desmarques sin balón y numerosas ocasiones de gol.

En realidad, al Madrid sólo le faltó definir mejor para completar un partido de altos vuelos. No conviene extraer grandes conclusiones porque este Ajax no es ni la sombra de lo que fue, apenas una caricatura horrible de aquél maravilloso equipo de Cruyff que creó escuela en los años 70 con un fútbol total, pero los de Mourinho disfrutaron y gustaron. Mucho mejor que ante Osasuna, y no digamos ya que en el arranque de curso en Mallorca. Igual de atentos atrás, donde se cimenta todo gran equipo, pero mucho más profundos.

Como casi todos los técnicos modernos, el luso apostó por los extremos a pierna cambiada. Di María por la derecha y Cristiano por la izquierda. Una ventaja para trazar diagonales, generar espacios y disparar desde la frontal, pero un problema a la hora de los centros y los remates de primera. El ex del Benfica, muy tímido en choques anteriores y en el reciente Mundial de Sudáfrica con su selección, cuajó su mejor partido con los merengues. Valiente, decidido y más participativo, aunque errado en la suerte final. Y, como ante los rojillos, sobresalió Özil, un enganche completísimo porque trabaja, la pide, la pone bien y, sobre todo, no para de moverse ofreciendo salida a sus compañeros. Es difícil que un futbolista tan joven exhiba tanta personalidad en el Bernabéu. Higuaín también destacó, aunque es un jugador que alterna acciones extraordinarias, como su disparo al travesaño, con pifias imperdonables y pésimos controles en boca de gol.

Sólo la falta de tino y Stekelenburg, el titular de la -˜Oranje-™, impidieron que la cita estuviera resuelta ya en el descanso. Como los designios del fútbol son inescrutables, el único gol llegó en la jugada más absurda. Un córner ejecutado muy cerrado por Xabi Alonso, un par de rebotes y gol. Ni en el campo, ni en las primeras repeticiones televisivas, había forma de conocer el autor. Hasta que en una toma se vio que Anita se pegó un cabezazo en el pie. Se quedó atónito, obnubilado por el embrujo del Bernabéu.

De los -˜ajacied-™ apenas hubo noticias. Fue un equipo blando, asustado, incapaz. Es verdad que Martin Jol alineó a cuatro subcampeones del mundo, pero, salvo el guardameta, todos eran actores secundarios en Sudáfrica. Nada de mantener la tradición de su academia «El futuro», de apostar por el clásico 4-3-3 que copió el mejor Barça. Desplegó un teórico 4-4-2 que derivó en hasta diez jugadores atrás.

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