ANTONIO BARREÑADA, PREMIO A LOS VALORES HUMANOS
La lucha de Barreñada
Quizá todo queda resumido en el mensaje del contestador de su teléfono móvil. «Paz y bien. Disculpe que ande yo en otras guerras...». Y sí, Antonio Barreñada casi siempre anda en otras guerras, en muchas. Todas de paz. Y muchas de bien. Tantas, que sus hijos en casa le apodan El Inquilino . Y está bien que Barreñada tenga mote. Entronca así con una antiquísima tradición de apodar a los mitos de la lucha leonesa, que él tanto ama y que de tanto amarla hasta ha llegado a aborrecerla su familia. No se acercan a un corro ni por casualidad. Y menos aún a un pendón.
Porque Antonio lleva arraigadas las tradiciones de León desde que le nacieron en Villaseca de la Sobarriba. Le viene bien ser de esa comarca. Que cuando en los corros le preguntan si es de Montaña o Ribera, él, que pertenece a la Federación de Lucha Leonesa, es escabulle con un socarrón: «Yo soy de la Sobarriba». Y no hay más que decir.
En esa estepa leonesa, aupada entre ríos, aprendió a bregar con las dificultades y a solidarizarse con las de los demás. En esa tierra de pastores esteparios, labradores incansables de secano y barbechos, y cazadores de suerte, empezó a encontrar sentido a las cosas de los mayores, a sus costumbres, sus tradiciones y hasta a sus manías. Y de ellos comprendió la ancestral lección de la Hermandad de la Sobarriba, un movimiento popular nacido para la defensa de los pueblos frente al poder de los cabildos. El valor del débil...
El tiempo no ha curtido un corazón bueno. Es Barreñada hombre discreto pero no a la sombra, pues se expone, no se oculta. Tiene voz y palabra. Y le gusta usar los palabros de los pueblos para sus cosas. Y con ellos, engrandece la lucha. El luche , dice él orgulloso.
A él le molestará que se diga que la iniciativa solidaria de la lucha leonesa solidaria parte de él. En África o aquí cerca, a la vuelta de la esquina. Que da igual que se necesite un campo de fútbol en mitad de un continente asolado que remendar una casa que se ha incendiado. Por eso, aunque él lo niegue, ayer le han concedido el Premio a los Valores Humanos.
En el corro conocen la respuesta a la pregunta que de generación en generación sirve para retar a los mejores. ¿Hay quién luche? Sí, Antonio. Don Antonio, con su permiso. Bueno, y sin él.