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Publicado por
León

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Lo de la guerra de Corea, que se libró en los cincuenta, se queda corta ante lo que se presume a los diez del XXI: espadas en alto y puntos en juego.

Catorce pueden ser muchos o pocos, según se mire. Lo que sí que son es la demostración palmaria de lo cerrado de una lucha que, como pocas en las últimas temporadas, se plantea en estas tres últimas citas del año.

Dos son las carreras que se disputarán en el trazado -¿asiático-monegasco?- de Sampo-ri (su construcción y el propio GP), que se presenta en sociedad, tras no pocas vicisitudes, con el marchamo del gran atractivo de la recta más larga del Mundial: 1,2 kilómetros a fondo, entre las curvas 2 y 3... ¡Qué pena! Lejos parecen quedar los tiempos en los que los virajes se bautizaban con nombres de grandes pilotos, marcas y gestas automovilísticas. Sólo un dígito para contabilizar tanta historia; no allí -Corea-, que no la tiene en lo deportivo, ni siquiera por otros lares de mayor enjundia.

A lo que vamos. Terreno ganado al embalse de Yeongam, a la vera del Mar Amarillo, bajo la protección de unos dioses devenidos en muro de contención -esperemos que aguante-; el enclave al suroeste coreano, se caracteriza por unos trazos muy al estilo de los de nueva generación que tanto proliferan últimamente en el periplo mundialista: largas rectas y fuertes frenadas -¿nada nuevo bajo el sol?- o, si se prefiere, on&off , en una suerte de sucesión de aceleración&frenada que, a más de poner aprueba ambos pies de los pilotos, dejará sin aliento a pastillas y gomas. Eso sí, un segundo sector del trazado con mayor protagonismo de enlazadas a velocidad media, decidirá bajo la ajedrezada; aunque a nadie se le oculta que es en las rápidas donde caen las décimas, que los segundos son ya cosa del pasado en la F1.

Sobre el papel, y la pantalla digital, los primeros compases del trazado favorecen a Fernando-Ferrari; por contra, las siguientes enlazas deberán ser coto privado de las alas de Red Bull, sin olvidar que, justo al final de esa fulgurante «1,2 a fondo», se encuentra el único sitio para adelantar. Así que, las paradas en boxes para cambiar gomas... decidirán la carrera.

Sólo una cosa esta meridianamente clara: nadie conoce al dedillo el trazado KIC (Korea Internacional Circuit), por mucho que todos se hayan devanado los sesos ante la simulación informática.

Además, aunque Alonso -y Ferrari- haya declarado recientemente que «basta» con pisar podio en las tres citas que restan, lo cierto es que el asturiano tendría que ganar la manga coreana para seguir contando con auténticas posibilidades de ceñirse la corona.

Fundamental situarse bien delante en la parrilla de salida (firmar con autoridad en la Q3) porque salir en puestos zagueros resta posibilidades. Consecuencia: Ferrari tiene -sigue teniendo- en los entrenamientos su asignatura pendiente.

Si alguien consigue escaparse en la salida, y llegar bajo la ajerezada, tendrá tanto camino andado como esa delgada línea roja que separa el triunfo del desencanto.

Otra cosa. El escenario surcoreano, en su condición de debutante, podría suponer una suerte de desempate Alonso/Vettel: Sebastian se imponía en el último de los estrenos contabilizados en F1 (Abu Dhabi 2009) y Fernando hacía lo propio, justo un año antes, con ocasión de la primera disputa de Singapur. Se admiten apuestas.

¿La nuestra?... Trufada en rosso .

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