Un leonés sale al rescate (1-0)

La Cultural sale del lío. Una victoria con enredo, pero a la postre victoria (1-0). El bloque de Monteagudo está concebido para dar lustre al empeine. No para acudir al balonazo. El peor partido del equipo leonés en lo que va de temporada. Ni una sola concesión a la vistosidad de la grada. Muchos nervios y músculo atenazado. La tensión por sumar tres puntos vitales encogió la bota de los que manifiestan jornada a jornada calidad a raudales. La luz sólo la enciende Curro, aunque a cuentagotas y sin intervenir como se espera en un futbolista de su talento.

El técnico Monteagudo impuso conducta a sus jugadores desde el principio, aunque se lo tuvo que recordar tras el paso por los vestuarios. El entrenador manchego se desgañitó desde su banda. Sus jugadores siguieron las órdenes, pero no al pie de la letra. Quique, Curro y Vergara cogieron la batuta. Pero no fue el día. Imposible hilvanar tres pases seguidos.

Sólo Rubén Rivera salió de la mediocridad con sus penetraciones por la banda derecha, Siempre con insistencia y con servicios medidos. Faltó el delantera que demanda Monteagudo desde la pretemporada. Si el equipo leonés contara con la presencia de un punta gigantón, con sujeción de balón de espaldas a la portería y remate, seguro que figurarían diez o doce puntos más en el casillero leonés.

Con el paso de los minutos el equipo de Monteagudo pasó a mostrarse superior al rival. Antes del descanso, Curro y Vergara no consiguieron inaugurar el marcador, pese a sus intenciones.

La Cultural precisaba la victoria y los tres puntos frente al Peña Sport, porque de lo contrario la situación se tornaría ciertamente complicada en la clasificación.

El equipo leonés saltó al rectángulo de juego con muchas bajas en sus filas. Hasta cuatro acumuló el equipo dirigido por Alberto Monteagudo. Los sancionados por las cartulinas amarillas Marín y Albert Yagüe, además de los lesionados Mena y Víctor. A pesar de las ausencias, el conjunto culturalista trató de ordenar el juego desde el principio en la parcela ancha, aunque sin ningún peligro sobre la portería adversaria. El conjunto leonés se empeñó en el pase corto y en la mayoría de las oportunidades sin ningún peligro sobre la portería defendida por Ander.

Durante los primeros cuarenta y cinco minutos de la confrontación deportiva, la Cultural no lanzó con peligro a la meta rival en ninguna ocasión, al igual que aconteció en el bloque visitante, que nunca llegó a poner en apuros a la portería defendida por Diego Calzado.

Alberto Monteagudo mantuvo el sistema de los últimos partidos, con cuatro defensas, dos mediocentros en la medular, el trío ofensivo y en punta Rubén Pardo.

Las llegadas de los locales se produjeron siempre a través de penetraciones por la banda derecha de Rivera, que puso balones francos en el área, pero jamás fueron rematados con tino por parte de Rubén Pardo, que se mostró excesivamente apático en cada una de sus intervenciones.

Sin nada de peligro ante Ander, concluyó la primera parte sin pena ni gloria.

Los segundos cuarenta y cinco minutos no cambiaron el panorama. Se vio a una Cultural con más ganas, pero sin remate arriba. De nuevo las penetraciones por la banda derecha de Rivera hicieron el único peligro de los culturalistas en la segunda parte.

Los minutos transcurrían sin sobresalto para la defensa navarra. Su portero Ander, siempre atento a las acciones aéreas, impedía cualquier atisbo de peligro sobre su meta.

Todo iba encaminado al empate a nada en el marcador. La parroquia leonesa comenzó a impacientarse, con Magín rompiendo el bombo con la cuchara o viceversa. Ni el forofo lo sabía ni tampoco le importaba. Atención al campo. Antes, dejó constancia de lo que quiere, al igual que el resto de peñas del la Cultural. No era el momento de más manifestaciones que las sosegadas de los prolegómenos del partido.

Con un Rubén Pardo desacertado, Monteagudo se sacó su as bajo la manga. Ordenó saltar al campo al leonés de los Jesuitas Viola. Si el futbolista se lo creyera, se empleara a fondo y tuviera las ideas más claras y ordenadas para hacerse con un nombre en el fútbol, seguro que no habría necesidad de fichar a nadie para la punta. Gol de «9». Tres puntos vitales. Viola tiene la última palabra.