BALONMANO LIGA ASOBAL
Un final muy cruel (21-21)
El intenso duelo entre el Reale Ademar y el Valladolid termina con una tangana y con varios conatos de agresión
El empate de ayer entre el Reale Ademar y el Valladolid Cuatro Rayas (21-21) deja un sabor amargo, con ese regusto de la derrota que nunca debió ser.
El conjunto ademarista puso toda la garra posible, la fuerza y la intensidad, pero olvidó la cabeza y la pausa en los compases más determinantes del derbi. El punto logrado sabe a poco.
Los de Jordi Ribera siempre fueron por delante en el marcador, mandaron durante 59 minutos, pero no abrieron la brecha necesaria para liquidar el encuentro sin llegar a la agonía final. Durante la primera parte el Valladolid estuvo vivo gracias a las rápidas contras de sus dos extremos y a la precipitación del conjunto leonés, que perdía el balón con facilidad cuando más necesario era el gol.
El pleito fue intenso en todas sus fases, duro en los dos campos, con las defensas dominando a los ataques. La afición jaleaba cada jugada y nunca dejó de pisar el acelerador para llevar en volandas a los suyos. El Palacio era una olla a presión y toda apuntaba a la victoria, pero el conjunto pucelano supo pescar en río revuelto.
A falta de sólo un minuto y medio el Reale Ademar se puso dos goles arriba, pero la defensa adelantada del conjunto de Juan Carlos Pastor y el hombre menos que tenía en cancha el equipo leonés pesó demasiado. Dalibor Cutura lograba colar un penalti que encendía en el luminoso el 21-19, que sólo duró un suspiro. Quedaban cuarenta segundos y el Ademar atacaba para cerrar el partido, pero los pasos pitados al conjunto de Jordi Ribera devolvieron todas las opciones a un Valladolid que volvió a encontrarse con posibilidades de empatar el encuentro a falta de 17 segundos para el final. El extremo francés Joli consigió forzar a Martin Stranovski un penalti con el tiempo cumplido. Los colegiados mostraron tarjeta roja al extremo eslovaco y el jugador del Pucela no falló; logró el empate cuando ya no quedaba margen para la heroica.
La afición explotó contra los colegiados, a los que consideró culpables de la «derrota», pero también contra los de Juan Carlos Pastor, al entender que provocaban a la grada. Los jugadores de los dos equipos se enzarzaron en una tangana que acabó con varios conatos de agresión entre Gurbindo y Stranovsky y entre Marko Kripocapic y Da Costa.
Todos liberaban así la tensión de un partido poco vistoso, que cerró la primera parte con una muy buena actuación de Montoro, con cuatro tantos. El Ademar lograba en el minuto 23 tres goles de ventaja debido a la buena actuación del portero Venio Losert y a las apariciones del pivote Andreu, que no hizo más que fajarse con la defensa rival.
Los leoneses no supieron mantener esta ventaja. Las paradas de Sierra en la recta final de los primeros treinta minutos permitieron a los de Pucela empatar por primera vez el choque cuando sólo faltaba un minuto para el descanso.
El inicio de la segunda parte fue igual de intenso por ambos lados, con los mismos fallos en ataque. El Ademar alcanzaba el minuto 45 con un 18-14, la máxima renta del encuentro. El rival sólo anotó dos goles en veinte minutos, pero la pájara del conjunto leonés en la recta final regalaba un parcial de 0-4.
Las continuas exclusiones, la compensación por parte de los colegiados y tiros fáciles fallados fueron factores clave para perder un punto que parecía seguro.