La buena lucha sigue manando de las mejores fuentes

Sigue siendo privilegio del que sólo (y no hay reforma que valga para quitarle tilde y acento a esto) disfrutan los más fieles de los aluches un corro de la lucha leonesa de Base. No se llenó la grada del Margarita Ramos, pero no faltó el entusiasmo de esos que nunca fallan, quienes han legado, y comparten, el gran patrimonio del más que deporte a los nuevos luchadores.

De entre los nuevos manantiales en los que ya brotan los campeones del cinto, destacaban en el corro del sábado las escuelas del Colegio Leonés y del Marista Champagnat, con más de una veintena de niñas y niños cada una de ellas.

Javier Oblanca es responsable de su captación e instrucción. El mismo Javier señalaba que ha sido gran valedor para abrir ese cauce en el centro marista el empeño de un hombre bueno, siempre, gran luchador: Saturnino Miguélez.

Dos de los pequeños, Ana (seis años) y Andrés (siete), a quienes la luche les viene en sangre, la del gran Satur , eran de los que por primera vez se agarraban al cinto ante esa fiel afición. Lucharon a lo campeón, mientras, siguiendo esos primeros agarres, volvía a bullir en Satur el alma del luche. En Ávila se buscaba el viernes un cinto para un Alfonso que seguirá manteniendo viva la de los Escanciano.