Diario de León

lucha leonesa. vidas tras el corro

Tía Tea: cien años de lucha

Prioro homenajea hoy a esta centenaria madre y abuela de gentes del cinto

Tía Tea arropada por los más próximos, a la espera del merecido homenaje de todo Prioro.

Tía Tea arropada por los más próximos, a la espera del merecido homenaje de todo Prioro.

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A. Barreñada | Prioro
León

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Dorotea Hompanera Díez es alma viva de ese lugar conocido como «Cuna» de los Aluches, en el que muy poco de cuanto sucede, se recuerda o se sueña es ajeno a la lucha leonesa: Prioro. Hoy su pueblo celebra con esa guapa, lista y pizpireta montañesa 100 años de lucha en la vida más generosa.

A Tía Tea le sacaba tan sólo cinco años el mítico Crescencio Escanciano. Tantas grandezas de los aluches se han escrito sobre otras luchas calladas.

Tía Tea no pudo completar su último año de escuela «porque ya sabía arar bien» y hacía falta, como brazo que suplía al enfermo de su padre. Y bajar carros de traviesas hasta Sahagún, y si no había más remedio, estraperlo para subir grano y vino, sin desdoro de ser nieta del primer «Civil» de Prioro. No se hace fácil trasladar esas vivituras, cómo a los tres días de dar a luz a su primer hijo hubo de dejarlo bajo el horreo para atender la labor allá en el Mental. Y volver del campo y retornar al cuidado del hijo, «que yo los he querido mucho, y cuidado, y ellos a mí, pero también había que cuidar de los animales». Cuando los demás hacían noche en aquella tierra del pueblo que comprara su abuelo, ella andaba los nueve kilómetros a casa para dar de mamar», y de vuelta a la recogida de gamones.

Cuatro hijos y una hija crió con el Tío Ángel (Librado, Julián, Pedro, Plácido y Justa). Hasta los 80 años trepaba él a los chopos, hasta más de los 90 ha cuidado ella de sus ganados.

«Ella ha sido más luchadora que nosotros, en cuestión de trabajo y esclavitud», dice Librado, el mayor, quien es recordado en los agarres que peleó con Laurentino Crespo, Luis Padierna, Manolín el de Campohermoso o los paisanos Vicente Escanciano y Victoriano Rodríguez.

«Perico», el pequeño, se forjó al cinto con «El Rápido» de San Cipriano, Arsenio, Félix Ángel el de Villabúrbula... Tantos nombres con historia de los aluches, y detrás... Cuando les preguntamos qué sentía, cómo vivía Tía Tea sus cosas de la luche ellos confiesan que la madre no disfruta corro: guarda casa. Nietos luchadores también (Víctor, David) y hoy menos cintos cerca, que la escuela está más lejos, aunque Felix siga buscando un ratín para entrenar entre los deberes.

Toda la gracia de la recitadora nata sigue en su voz y la alegría en los claros ojos para compartir sus coplas: «En la provincia de Santander / tengo puesta una farola/ para alumbrar a mi amante/ que viene de Barcelona. ¡Y ole que te vas!» ¡Enhorabuena, luchadora Tía Tea!

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