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Las tensiones del Ademar

La disputa entre Ribera y el futuro técnico del equipo abren la primera crisis de Pollán

El presidente del Reale Ademar tuvo que desactivar esta semana su primera crisis.

El presidente del Reale Ademar tuvo que desactivar esta semana su primera crisis.

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g. fernández | león
León

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El presidente del Reale Ademar, Carlos Pollán, se ha visto obligado a lidiar esta semana con la primera crisis seria en el seno del equipo desde que accediese a la presidencia hace ahora algo más de año y medio. La caja de los truenos la destapó el pasado domingo Jordi Ribera cuando se quejó de que toda la vorágine abierta por las renovaciones y bajas de la plantilla estaba descentrando al equipo de la competición. Ribera hizo estas declaraciones un día después de que el Ademar, en la vuelta a la competición, cayese por la mínima en la cancha del Naturhouse La Rioja en un partido que dominó durante 55 de los sesenta minutos.

Y la hora de poner rostro a sus críticas Ribera señaló al que será el nuevo técnico del Reale Ademar, Isidoro Martínez, a partir de la próxima temporada. No le gustó que Isidoro Martínez se reuniese con jugadores para hablar de su futuro ni que fuese él el encargado de comunicar las bajas (Ortigosa y Costa), las renovaciones (Krivochlykov y Carou) o la situación de jugadores como Castresana que sólo tendrán una oferta para seguir si el club no encuentra en el mercado el pívot de otro perfil que está buscando el club. En todo caso el jugador ha adelantado ya que ésta será su última campaña. Ribera dejó claro que, a su juicio, Isidoro Martínez estaba asumiendo un protagonismo que no le correspondía.

«Ahora los protagonistas somos nosotros. Hasta el próximo treinta de junio estamos los que estamos y eso debemos tenerlo claro todos. Debemos respetar la competición y a la gente que está ahora trabajando», advirtió en tono crítico en declaraciones a este periódico. Y añadió: «La situación actual es una locura y la verdad es que me siento indignado porque lo importante no es quien renueva o quien no renueva. Quiero que los jugadores estén centrados en lo que tiene que estar centrados, que es en la competición y en el próximo partido». Y al hilo de estas palabras hizo un llamamiento claro «a la cordura». «Creo -”aseveró-” que es el momento de poner una buena dosis de sensatez y eso vale para todos».

Isidoro Martínez recogió el guante y precisó su postura en este asunto. Primero admitió que sí mantuvo reuniones con jugadores pendientes de bajas y renovaciones pero subrayó que lo hizo siempre a demanda de los propios interesados. «Se pusieron en contacto conmigo apremiándome a que les aclarase su futuro. A muchos los veo a diario por la calle y no he querido esconderme a la hora de comunicarles si contaba o no con ellos». Una postura que contó con el beneplácito del club. «Creo -”dijo Pollán-” que todo este asunto se ha magnificado. El club entiende que el nuevo técnico debe ser quien tome todas las decisiones relativas a la plantilla y, en aras de la mayor transparencia, no nos pareció que fuese a haber ninguna complicación».

Ahondando en su argumentario, Isidoro Martínez, recordó que en el mundo del balonmano desde hace muchos años los equipos se configuran y se diseñan prácticamente al cien por cien en estas fechas aprovechando el parón invernal de diciembre a febrero. «¿Qué debo hacer, quedarme quieto sin hacer nada o trabajar desde ya para intentar confeccionar el mejor Ademar posible de cara a la próxima temporada?» dijo Isidoro al tiempo que rechazó que sus contactos con los jugadores desconcentrasen a la plantilla. «Entiendo que una conversación breve no descentra a ningún profesional», señaló.

Pero el cruce de declaraciones de ambos había encendido la llama de la polémica y el presidente Carlos Pollán actuó con prontitud manteniendo una reunión con ambos para poner fin al cruce de declaraciones y zanjar la disputa. «Insisto -”repitió ayer Pollán-” que ese asunto se ha magnificado pero ya está todo aclarado y cerrado. En definitiva todos trabajamos por el Ademar y ahora estamos ya todos centrados en la competición».

En definitiva, medió para suscribir un pacto de no agresión que, de momento, funciona.

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