El Salamanca se muestra receptivo a pactar la disputa de la final en Ponferrada

Finalizado el partido del pasado miércoles en Burgos las noticias sobre la sede de la final de la Copa Castilla y León eran confusas. El reglamento dice una cosa, pero la Deportiva conocía otra diferente de la propia Federación de Castilla y León de Fútbol. Según el punto 1.2 (relativo a la resolución de empates) del apartado 2º de la circulas anexa número 2 de la Federación, que es la que se refiere a la Copa Castilla y León, la final se jugará en el campo del equipo de inferior categoría. En el caso de que fuesen de la misma, como sucede con Ponferradina y Salamanca, se tendrán en cuenta los puntos obtenidos por los equipos sumando los de la primera fase y los de las semifinales. La Deportiva tendría seis de la liguilla y uno de la semifinal, mientras que la Unión sumaría cuatro y tres respectivamente. Como sigue habiendo igualada, habría que acudir al golaverage general. En este caso la Ponferradina con 5-2 (a favor y en contra) y el balance del cuadro salmantino es mejor; 7-1. Así que por norma la final habría de disputarse en el estadio Helmántico. Sin embargo y dado que la de la pasada edición ya se jugó en cancha salmantina (en el momento en el que empezó la competición el conjunto albinegro tenía menor categoría que el Real Valladolid), la Federación quiere llevar la final a Ponferrada el 7 de junio, dos días después del término de la Liga (si no hay huelga el 3 de abril ni fase de ascenso). De momento no ha habido consulta a la Unión, pero el club charro parece receptivo a que el choque sea en El Toralín.

El club mantuvo el miércoles la tesis de que el organismo regional le había indicado que en todo momento debería haber sobre el campo en la semifinal siete jugadores de la primera plantilla.