Febrero deja en blanco a León

La cuesta de enero se convirtió en la de febrero para Baloncesto León que en el mes que termina ha sido incapaz de apuntarse un triunfo a pesar de contar con cinco oportunidades para ello. Palencia, Clínicas Rincón, Murcia, Melilla y Tarragona han sido en esta ocasión los rivales que han pescado en las aguas de un equipo que no atraviesa su mejor momento de juego de la temporada pero que a pesar de ello y después de su excelente primera vuelta se mantiene en los puestos de privilegio de la tabla con una quinta posición que da derecho a contar con el factor cancha en la primera criba del play-off de ascenso y que sólo se encuentra a una victoria del cuarto, el Cáceres.

Precisamente todos estos resultados adversos llegan tras el parón que se producía a finales de enero para disputar la Copa Príncipe. Ese descanso parece que no sentó bien a los leoneses. Todo lo contrario ya que una vez recuperado el pulso a la competición en los cinco encuentros disputados en ninguno los de De Grado pudieron llevarse el gato al agua. Esa cuesta comenzaba precisamente frente a uno de los equipos que transitaban en la parte baja, el Palencia. Frente a los castellanos se firmaba el peor partido de la temporada. Un borrón tras muchas jornadas brillantes que parecía iba a ser anecdótico. Pero lejos de disiparse las dudas estas se hicieron más latentes con el traspiés en la pista del Clínicas Rincón en un choque en el que León llegó a ir con más de diez puntos de ventaja que al final se quedaron en nada.

En esta ocasión a pesar del buen juego el resultado fue esquivo como en las dos entregas siguientes, ambas en el Palacio, con el Murcia y el Melilla. Eso sí, en ambos casos con condicionantes externos como en el primero de ellos la nefasta actuación arbitral. Pero al final lo que quedó fue el resultado y este, por partida doble, fue negativo. Y el pasado viernes en Tarragona, una pista que hasta ahora se había tornado en propicia, el panorama tampoco varió consumando la peor racha de León en la LEB-Oro.

Respecto a las causas, varias pueden situarse como preponderantes. La primera es elocuente. Con una plantilla tan corta y en una Liga con compromisos tan frecuentes y exigentes el cansancio físico tarde o temprano tiene que aparecer. Y en el caso de León parece que se ha concentrado en el mes de febrero. Además, las lesiones de jugadores importantes como Rocchia, que aún necesitará varias semanas para ser de la partida y las me nos prolongadas como las de Bernabé y Julio González también han pasado factura. Eso sin contar la baja forma de algunos jugadores como el dominicano Manny Quezada, una pieza importante en el engranaje de De Grado pero cuya productividad en estos últimos compromisos, que no el trabajo y la entrega, se ha reducido de manera patente. De los cerca de 20 puntos por encuentro ha pasado a merodear en la decena, incluso menos como los dos que sumó frente al Melilla. La aparente disminución en la intensidad defensiva y el aumento en las pérdidas de balón (24 frente al Tarragona) han jugado también un papel negativo que León espera borrar de un plumazo el miércoles próximo (21 horas) con la visita de La Palma. Ya será en marzo y con el deseo de los de De Grado de que la maldición de febrero sea sólo un triste recuerdo y no llegue a cotas mayores.