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TERTULIAS DE... lA TRASTIENDA DEL 13

«Despedirme con la EHF sería un sueño»

El entrenador del Reale Ademar quiere irse dejando un nuevo título europeo en las vitrinas del club: la Copa EHF

Miguel Ángel Tranca, Sergio Cancelo Anuncibay, Georgino Fernández, Jordi Ribera y Ángel Fraguas.

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León

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Llegó hace cuatro temporadas con una pesada carga sobre sus espaldas: sustituir en el banquillo a Manolo Cadenas, el jefe de la «tribu» ademarista, el entrenador de los once años más gloriosos del club, la persona que sin duda mejor encarnaba el espíritu del Reale Ademar: garra, coraje y lucha hasta el fin. Sobre todo con los enemigos grandes. Sufrió desde el principio una perpetua reválida con su antecesor que siempre supo sobrellevar. Aunque grandes amigos fuera de la pistas, su perfil no encajaba en absoluto con el de Cadenas. El técnico de Valdevimbre encarna -"o mejor encarnaba porque el tiempo y las circunstancias también lo han suavizado-" al personaje de Clint Eastwood en El Sargento de Hierro . Seguro que lo recuerdan: aquel veterano curtido en mil batallas que llega a dirigir a un batallón acomodado y les suelta nada más aterrizar: «Estoy aquí para comunicaros que la vida, tal y como la habéis conocido, ha terminado».

Ribera, por el contrario, cuadra más con un profesor de instituto. Siguiendo con el símil cinematográfico le pega el personaje del profesor Keating que interpreta Robin Williams en El club de los poetas muertos . «A veces se puede confundir educación con debilidad», ap unta en este sentido.

Pero supo desenvolverse en esas aguas turbulentas que era el Reale Ademar de hace cuatro temporadas. Sumó un nuevo título a las vitrinas del club:la Copa Asobal que conquistó en el año 2008 ante el Barcelona que entrenaba precisamente Manolo Cadenas y llevó al equipo leonés a dos finales: la Copa del Rey del año pasado en Antequera cuyo título llegó a tocar con las manos y otra Copa Asobal, la del año 2007 en la que cayó ante el Ciudad Real por un ajustado 23-25.

«En los últimos cuatro años hemos sido el único equipo que ha podido romper el monopolio de Barcelona y Ciudad Real», comenta con evidente orgullo. Y no le falta razón. Nadie, salvo la escuadra ademarista les ha podido hurtar alguno de los títulos en juego. «El Valladolid ha podido a cabar tercero pero nunca pudo romper esa dinámica», añade un Ribera que durante su estancia en León ha sabido entender porqué el Cuatro Rayas Valladolid es el gran «enemigo» de todo el ademarismo.

Pero el deporte es un mundo de ciclos y el de Ribera en el Ademar concluirá cuando termine esta campaña. El club quiere abrir una nueva etapa con Isidoro Martínez en el banquillo.

Le quedan apenas dos meses por delante para decir adiós a León pero quiere hacerlo dejando algo grande en el recuerdo. Tanto para él como para la afición. En juego está la tercera plaza de la liga que da billete para la Champions, la Copa del Rey y la Copa EHF en competición europea. Y en esta última tiene puesta la mirada Jordi Ribera, catalán de la quinta del 64 de Sarriá del Ter. «Si pudiera despedirme con la Copa EHF sería el adiós soñado. Por supuesto que visualizo esa posibilidad y trabajo para hacerla realidad», subraya.

Y la progresión de su equipo invita al optimismo. «Puede decirse que estamos en el mejor momento de la temporada», reconoce. «La recuperación de jugadores importantes y el mejor rendimiento en la portería y en la defensa nos han ayudado mucho», añade.

Ese sueño de un título europeo tiene el próximo sábado un test exigente ante el Lemgo alemán. Y ni Ribera ni el Reale Ademar quieren tener un abrupto despertar. «El equipo se ha acostumbrado a ganar en casa por diferencias importantes, estamos teniendo una media de diez goles, y ojalá se mantenga esa racha». Le cuesta hablar de una renta fiable para la vuelta en tierras germanas pero acaba concediendo que «estarían muy bien cinco o seis goles».

Confía en su plantilla y afirma que el grupo está concienciado para intentar hacer algo grande. «El vestuario es muy bueno y lo ha demostrado al afrontar los momentos difíciles. Eso es lo que nos ha permitido superar los malos momentos, volver a disfrutar ahora de un buen momento y estar luchando en todos los frentes».

Por eso espera que este próximo sábado ante el Lemgo alemán el Palacio de los Deportes sea el de las grandes ocasiones. «Tiene que haber un magnífico ambiente para empujar al equipo». Seguro que lo habrá.