Cerrar
Publicado por
URDIALES
León

Creado:

Actualizado:

A la vieja trastienda del taller de bicicletas de Senén Blanco te daba la bienvenida una fotografía a tamaño real de Fausto Coppi y Gino Bartali; retorcidos sobre la bici Mortirolo arriba se ceden el bidón para apagar la sed. Senén siempre tuvo agua para ofrecer. Y, si no, consuelo; o consejos, ánimos y palabras.

Senén, León, España, retaba jovial el leonés, que sintió de joven la llamada de la bicicleta y nunca volvió a bajarse. Ni en los inviernos que gastó en la portalada de la casa de Garrafe de Torío, donde puso a prueba la ley de la biodinámica en el rodillo de madera que su padre Manuel construyó para que el aguerrido Senén pudiera aguardar en plena forma la llamada de la selección de ciclismo para abordar antes de julio las campañas de Francia e Italia, de España y Portugal. Senén, León, España, soñó mientras se ganaba unas perronas como camarero en el café Victoria y se entrena Torío arriba, Torío abajo, entre curvas de las hoces y el alto a la Guardia Civil, en aquellos años infames de la hambruna y la postguerra. Senén, León, España, llegó a dejar como tarjeta de presentación a la firma de esas gestas de grandes vueltas que se corrían por selecciones nacionales.

Con esa referencia le llegaron cartas; y cada año, desde primavera, vinieron a León flamencos y valones, franceses normandos y de la campiña con recuerdos para Senén de algún viejo colega de pedaleo. Esa misma referencia trajo Luis Puig, presidente de la Española, que en 1979 buscó mecenas para que la Vuelta a España no desapareciera. Senén Blanco, que siempre tenía un bidón para el compañero, buscó un patrocinador. Senén fue testigo del ciclismo. Hasta cuando Fausto Coppi le dijo a Bartali: «Toma Gino, bebe».

Cargando contenidos...