Venta al diablo

La Cultural sigue en su afán de salvar la categoría en lo deportivo. El equipo de Monteagudo se encuentra más cerca del objetivo tras su triunfo en Mareo. Instalaciones a las que no acudió Tamargo, al que le han dejado ser dueño del club leonés durante dos meses sin poner ni un solo euro. El agente asturiano no se presentó en los campos que sirven de escuela de una cantera inagotable de jugadores santo y seña del fútbol español. De donde han salido futbolistas que han dado mucho dinero al representante avilesino.

Se cacareó que iría a presenciar el partido, pero volvió a dar la espantada, sabedor de que no está el panorama para dejarse ver demasiado, según respiran los peñistas de la Cultural, a muerte con su equipo y con el mismo término con quién quiera jugar con casi un siglo de historia de culturalismo. Además, Mareo idolatra a David Villa y carga contra el que trate de entorpecer a los que han trabajado desde niños para hacer grande al Sporting de Gijón. No era la mejor mañana para hacer amigos.

La Cultural todavía tiene vida para engrandecer su historia. La salvación deportiva impulsa a la continuidad de un club de Primera División. León volvió a manifestar que quiere a la Cultural. Mareo se inundó de banderas blancas y ánimo cazurro. El alcalde Francisco Fernández asistió al desembarco blanco en Mareo como un culturalista más, que siente los colores del equipo de su tierra. Hace un año intentó dar un golpe encima de la mesa para imponer su criterio y que no desapareciera el club con más historia del deporte leonés. Los todavía propietarios no quisieron seguir su consejo.

Ahora es diferente. Los dueños aceptan la venta. Profutle lo aprobó en asamblea. Si el Ayuntamiento facilita la compra a un charlatán, no sería más fácil que León se quedará con su equipo franquicia. La venta debe ser consecuente y no al mismísimo diablo.