De la portería a la sanidad

La temporada pasada dijo ad iós al balonmano. Se cerraba una etapa y empezaba otra. Y bien distinta por cierto. «Estoy trabajando en una empresa que se llama Medcomtech de prótesis de rodilla, de cadera, tornillos para traumatología y para columna, fijaciones, etc», dice a modo de presentación de lo que es su actual universo laboral.

Un trabajo que le ha enganchado. «Estoy encantado trabajando con traumatólogos, neurocirujanos y otros profesionales del sector sanitario», asegura. Lógicamente esta actividad representativa le obliga a pasar muchas horas por las carreteras de Castilla y León. «Me pego 7.000 kilómetros al mes porque encima tengo a la familia en Logroño todavía y hasta que no vea donde está el mercado no quiero mover al niño ni cambiarle de colegio».

Torrego reconoce que no tiene ninguna experiencia en este campo pero eso no le ha asustado. Al contrario, le motiva. «Estoy muy contento con lo que hago. Al final es un sector con mucho de biomecánica, de conocimiento del cuerpo humano y al ser maestro de educación física por ahí he podido enfocarlo. El resto son relaciones, es ir conociendo a gente, quitarte un poco la verguenza de presentarte a gente que no conoces y poco a poco ir trabajando y ampliando la cartera de clientes», explicó.

El que fuese siete años portero del Ademar volvió el pasado fin de semana a León para tomar parte en el homenaje múltiple que el club tributó a un buen número de «héroes» que hicieron posible aquel lejano título de liga conquistado por el equipo leonés en la campaña 2000/01. Lógicamente, las emociones volvieron a aflorar al ver a todo el Palacio ovacionándole. «Me parece algo increíble lo que he vivido. Me retiré el año pasado sin ningún actode reconocimiento y el que vengas a León, de donde es mi hijo y donde pasé siete años de mi vida increíbles, es algo que me pone los pelos de punta».

Ve muy difícil que una gesta como aquella vuelva a repetirse. Al menos en un futuro cercano. «Yo creo que equipos como el Ademar tienen que pensar más en competiciones menores como la Copa del Rey o la Copa Asobal o si todo sale muy bordado en Europa una Recopa o una Copa EHF. La Liga ahora mismo es cosa de dos, el Barcelona y el Ciudad Real. Es la competición de la regularidad y eso es más complicado».

Cuando recuerda la liga que se trajeron hace diez años tiene claro que fue posible por la unión y el buen ambiente que había en aquel grupo. «Fue el año que mejor grupo humano hubo. Luego se repitieron grandes compañeros de vestuario y buenos grupos pero aquel año fue muy especial. Llegó gente de fuera como el húngaro Csaba Bartok o Carlos Lima, gente que lo había dejado y que volvió como Héctor Castresana, gente muy joven como Iker Romero o Alberto Entrerríos, etc. La verdad es que salió todo muy redondo».

Y eso que los comienzos fueron malos. «Se empezó con una derrota en casa y un empate en Canarias -"ante el Gáldar que dirigía Jordi Ribera-" pero el hecho de que estuviésemos unidos en el vestuario hizo que a la hora de jugar no hubiese rivalidad, al contrario. Si tenías a alguien al lado le pasabas la pelota sin pensar».

Lo que más recuerda de aquel título es la auténtica conmoción social que provocó en León. «Ver en la plaza de Santo Domingo a miles de personas esperándonos fue algo inolvidable. Estaba lleno. Yo no he visto tanta gente junta nunca más. Me gustaría que se volviese a repetir alguna vez y si es en León mejor». Es su mejor recuerdo deportivo junto a la Copa Asobal que ganó también con el Ademar. Estaba mi padre enfermo y se unieron muchas cosas emotivas porque fui elegido también el mejor portero».

Al Ademar actual lo ve fuerte pero le preocupa el horizonte un poco más lejano. «El problema es el futuro por los problemas económicos que acucian al deporte en general. León tiena la plantilla cerrada sin salirse de madre aunque los recortes afectarán a todos los clubes».