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QUÉ FUE DE... Carlos Jovellar Fernández. Ex Ciclista

Corazón de León, raza de campeón

Velocista de primera como profesional, en la actualidad luce como gestor. Nació con una bicicleta entre las manos. Y con ella logró alcanzar el profesionalismo en la década de los 70 donde, en

León

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Le gusta que le llamen babiano. En esa comarca leonesa nacía Carlos Jovellar, uno de los mejores exponentes del ciclismo leonés de todos los tiempos. Su pasión por la bicicleta aún perdura. Como él mismo reconoce, la lleva en la sangre. Y por eso tanto en el campo de la competición como en el de los despachos su nombre siempre ha aparecido como el de un trabajador, una persona honesta para el que ciclismo y León deben ir unidas de la mano.

Precisamente, en su Piedrafita de Babia natal uno de los primeros juguetes que tuvo fue la bicicleta. «Por aquel entonces y al tratarse de una localidad pequeña en una orografía exigente si querías hacer deporte la bicicleta era la primera opción», precisa Jovellar que poco a poco fue apuntando maneras sobre las dos ruedas. A los 16 años ya empezaba a mostrar su clase en las primeras carreras en las que tomaba parte. Esos éxitos le abrieron las puertas de par en par a la categoría de aficionados a la que desembarcaba con 18 años. Y como no podía ser de otra manera para un muchacho que despuntaba, su equipo iba a ser el Kas, el mejor del pelotón. Su formación en la escuadra amateur apenas duró tiempo. El preciso para prepararle para dar el salto al profesionalismo en el propio Kas. Allí llegaba con un zurrón repleto de triunfos. Hasta 21 consiguió en su última temporada antes de compartir galones con los Linares, Pesarrodona, Fuente, Echevarría y Jiménez. «En el plantilla éramos 21 y todos contábamos como el que más, no como ahora que existe uno o a lo sumo dos jefes de filas y el resto tiene que trabajar para ellos abandonando la mayor parte de las veces la posibilidad de conseguir victorias propias», apunta Carlos que durante un buen número de años no paró de brillar donde a él más le gustaba, en las llegadas masivas, al sprint como velocista consumado que fue. La Vuelta a España fue uno de los escenarios en los que su nombre llegó a oírse. También en otros escenarios e incluso en citas fuera de nuestro país.

Llegaban los ochenta y este leonés de Babia decidía colgar la bici. Pero sólo por un tiempo. El que le llevó poner en marcha un negocio y poder sacar tiempo para desempolvar la que había sido su compañera de tantas aventuras. En esta ocasión Jovellar se probaba en la categoría máster. Y como dice el refrán, el que tiene... Victoria tras victoria, éxito seguido de otro éxito Carlos acudía representando a España a varios mundiales en los que su bagaje consistía en medallas de todos los colores, desde el bronce al oro pasando por la plata. También en el europeo donde se colgaba lo mismo una presea plateada que otra de campeón.

Hasta el día que nuevamente decidía colgar la bicicleta para seguir al pie del cañón aunque en esta ocasión ya en labores administrativas y de gestión. En la Federación Española ocupó diferentes cargos de responsabilidad que iniciaba como responsable del ciclismo femenino para continuar como rector de las selecciones nacionales. De ahí pasaba a ejercer como director técnico en una etapa en la que su buen hacer posibilitaba una de las etapas más gloriosas en cuanto a éxitos deportivos. Un ejemplo fue el año 2004, el último como director técnico federativo. En esos doce meses los ciclistas que corrieron bajo la bandera de la selección española contabilizaron 14 medallas entre juegos olímpicos y mundiales.

Sus responsabilidades en la Española no cesaron, incluso se vieron aumentadas al ser nombrado vicepresidente primero, cargo que dejaba posteriormente para desempeñar un trabajo más de calle, al lado de los ciclistas. Eso sí, tampoco olvidando su excelente desempeño gestor que le lleva a figurar como uno de los integrantes del Comité Olímpico Español en la comisión de Alta Competición. El ciclismo es su razón de ser y precisamente, como ha repetido mu chas veces, hasta que pueda y aún tiene fuerzas para hacerlo, seguirá apoyando y trabajando por un deporte al que dio mucho pero del que también recibió, entre otras cosas, cariño y reconocimiento.