SIN RED
Un equipo diez
L a Cultural salvó la categoría al vencer a La Muela a domicilio. Un objetivo menor para lo que deberían ser las aspiraciones de un club con casi un siglo de historia, pero un mérito extraordinario de una plantilla que ha demostrado durante una larga temporada profesionalidad por encima de vivir a la intemperie de una directiva que lo único que ha hecho ha sido poner trabas para que la supervivencia de la entidad sea una realidad el día 30 de junio.
El equipo leonés ha resistido a la desunión por la que transitó un vestuario roto por las deudas a las que sometieron a los futbolistas unos propietarios carentes de toda humanidad hacia un grupo joven de chavales, que lo han dado todo por unos colores sin recibir nada a cambio.
El entrenador del grupo, Alberto Monteagudo, ha hecho lo más difícil: unir lo que unos dueños sin escrúpulos desunían con sus actitudes fuera de tono y sin mirar por el bienestar de unos futbolistas que han dado una lección a todo León. Lograron mantener con vida deportiva a una sociedad creada para lucrar a unos empresarios, que nunca supieron remar con viento deportivo.
El técnico manchego perdió a tres futbolistas en el mercado de invierno sin recibir más recambio que la de un futbolista llegado con los mejores deseos por su parte pero sin el beneplácito de un entrenador que ha sabido tapar las grietas de un vestuario que ha crecido entre impostores que han jugado con el pan de unas familias que están en León de paso, pero con más afinidad hacia la Cultural que la de unos propietarios que han dejado la entidad en manos de nadie, porque nadie ha comprado.
León ama a la Cultural como quiere a la Catedral. La Cultural es una seña de identidad para los leoneses. Cuando sales fuera, después del preceptivo saludo, lo siguiente es: ¿Y qué tal la Cultural? El equipo de diez pero sus propietarios dejan al club a la deriva.