Lucha Leonesa. Trofeo por Equipos
San Guillermo en lo alto
Se mantiene el liderato de los de Cistierna en juvenil-sénior
No a la Sama Velilla -Campohermoso recibía «en casa» a dos rivales montañeses, con los cuales nunca ha de dejarse de contar. ¿Alguien olvidó que San Guillermo está en primer puesto de la clasificación en juvenil-sénior? ¿Alguien ha dejado de considerar la escuadra femenina de Prioro-Valdeón?. Si alguien lo hizo, se equivocó.
Corro intenso, de buena luche, a la montañesa, que se iniciaba con resultado favorable a los de Campohermoso en base. Entre los esforzados de esa categoría, destacadas sus luchadoras, en condición envidiable, como la de Claudia Capel (a quien se impuso el tremendo Javi Alvarado) o Laura Fierro (vencedora sobre Morín II ).
Entre los mayores, una incidencia se iba a hacer relevante: en combate de Héctor García con Alberto Novoa se dolió El Divino de tobillo derecho (al parecer un antiguo esguince), quiso continuar, pero no le fue posible. Se iba a notar. Destacados, con todo, los de Peñacorada, con Marquiegui barrenando peñas. Mario Villanueva anotaría la victoria definitiva ante Ricardo Fernández..
Volvían a imponerse los de Héctor García en base ante Prioro-Valdeón. Combates reñidos y guapos como el de Alberto Pérez con Jaime Prado, cadriladas de alta escuela como las de Rubén Fierro. Y en femenina, los vigentes campeones que no conocen derrota: genio de Elena Díez, Categoría de Tamarina, brava Sara Fernández y muy seria Valeria Salio. Amachambraron los varones mayores de Campohermoso, a pesar de gran luche en contra, como la de Víctor Llamazares. Hoy, mucho, bueno y decisivo: Cistierna.
El rodezno sigue moviendo aluche y uno de los que más grande lo hizo, entre solera y volandera, Emiliano Álvarez Robles, «ha salido a un recado», para esperarnos en el corro definitivo. «Gavioli», el mayor de Los de Carbajosa , que asombró en los terreros de las Islas, campeón en luche, paisano de charla prodigiosa, entrañable compañero disfrutando un vasín: «bebamos que la vida es breve, pensar en la muerte un desatino». Sonríe Emiliano ante el molino.