QUÉ FUE DE... Juan Carlos Argenta. ex futbolista de la cultural y deportiva leonesa
Un futbolista que dejó huella
El paso de Argenta por la Cultural no lo ha olvidado León ni la afición blanca «Hay que confiar en que antes o después la Cultural estará entre los clubes más gr
En pocos meses fue mucho Argenta. De nombre Juan Carlos (Ávila, 1962). Los años 80 se acababan y la Cultural tampoco daba con la tecla del ascenso. Pero su paso, breve pero intenso, se recuerda porque el abulense traía en sus botas lujo y potencia, visión y seguridad, calidad y criterio. Y hacía tanta falta. Lo dejó tan claro que se marchó al Rayo Vallecano para ascender a Primera en la misma temporada 1988-89. Su figura quedó marcada en el antiguo Antonio Amilivia, pero también en Fuentesnuevas. Para él, fue su gran gol. Y como buen centrocampista, no fue él quien lo marcó. «Cogí el balón en nuestra área, y fui regateando a todo el que se ponía delante y llegué a la portería contraria, le pasé el balón a Herrera y gol. Ganamos 0-3 y Ballesteros metió un golazo ese día de los que no se ven en Primera», rememora.
Ahora, Argenta es jefe de estudios en un colegio de Las Rozas. El Inef leonés se le resistió: «Tenía las pruebas al día siguiente de un partido y con la selectividad y tal me quedé fuera».
También es entrenador y director de la escuela de fútbol de Brunete (Madrid). Ha dirigido a los cadetes y juveniles del Real Madrid. De sus manos salió gente como Borja Valero, Soldado, Juanfran, Balboa o De la Red. ¿Les suenan? He aquí un entrenador de primera que sueña el fútbol de los más pequeños. Sabe cómo quedó la Cultu el pasado domingo. Y asegura que «el fútbol base es importantísimo». Lo dice una autoridad.
Recuerda que había un equipo que se llamaba Cultural y que jugó en él. «Por supuesto. Y fueron pocos meses, pero me quedó una huella que aún recuerdo con frecuencia. Entre otras cosas, que tampoco subimos ese año. Pero recuerdo que había un buen equipo. Me llamaron Manuel Blas, el presidente, y Fernando Álvarez y Carrete. Me ilusionó el proyecto, porque era bueno. Íbamos primeros. Y se aspiraba a todo. Luego cuando conocí la ciudad, me pareció que era normal aspirar a algo importante. Yo siempre digo que la Cultural y su ciudad se merecen estar no en Segunda División, sino en Primera.
Con respecto a como le trató una ciudad como León, el ex jugador de la Cultural y Deportiva Leonesa recuerda con mucho cariño: «Me acogieron muy bien. Incluso, me lesioné y la gente me reclamaba como si llevara toda la vida. Vivía con Ramírez y Oliver. Tengo un recuerdo buenísimo de ir a pueblos y conocer gente muy amable. Fíjate hasta qué punto, que había algunos que me llamaban Bobby Charlton... Imagínate las risas en el vestuario... categoría al fútbol de allí y que no se dan en todos los sitios».
Con respecto a qué motivos existen para que su Cultural del alma lleve tantos años en el pozo de la Segunda División B, la tercera categoría del fútbol español, Juan Carlos Argenta explica: «Esa es una pregunta que me hago muchas veces cuando miro el resultado de la jornada o cómo queda la Cultural año tras año. Pienso que es una categoría en la que es muy difícil concretar a qué se aspira, porque es todo o nada. Y cuando los proyectos van pasando año a año y no se asciende, es normal que la gente se decepciones porque León tiene muchas ganas de que su equipo de fútbol llegue a Segunda División y año tras año no se consigue. Eso creo que ha lastrado a la afición a no acudir tanto al estadio, aunque hay que confiar que antes o después la Cultural estará entre los clubes más grandes del panorama futbolístico nacional».
Sobre su etapa en León, indica: «Conocí pueblos, porque con Carrete lo de salir por la noche me parece que no. Nos tenía abrasados. Ahí no se movía nadie más de lo que se permitiera. Del antiguo Amilivia recuerdo que era un campo de entonces. Estuve hace cuatro años (como entrenador del Ávila) en el nuevo y ése sí está a la altura de la ciudad. Se trata de un estadio y unas instalaciones deportivas, las que tiene León, buenísimas y que no se pueden desaprovechar para dar el salto de categoría. León no puede caer en el desánimo».