Diario de León

la otra cara de...

«Me gustaría ser profesor en Oporto»

Piensa en regresar a Portugal, terminar el doctorado y dedicarse a la docencia en la universidad de su ciudad Por su cabeza avanza «un cúmulo de sensaciones» difícil de espantar. Jugará el 21 de mayo su último part

El extremo derecho del Ademar, Ricardo Costa, posa en la céntrica plaza de la Inmaculada.

El extremo derecho del Ademar, Ricardo Costa, posa en la céntrica plaza de la Inmaculada.

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sergio c. anuncibay | león
León

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Ricardo Costa (Oporto, 28-10-1976) intenta escurrir de su piel un mar de sentimientos que aflora en el alféizar del que será su último partido con el Ademar después de cinco temporadas bajo la disciplina del club leonés. Lo digiere con normalidad. «Es un cúmulo de sensaciones. También puede ser mi último partido como profesional del balonmano y esto es algo que no he vivido nunca», relata. Está «triste» porque dejará de hacer lo que más le gusta pero valora mucho su paso por uno de los mejores equipos de la Asobal: «Siempre me han tratado muy bien, pero en la vida hay etapas y ésta es una más. Todo tiene un final», asume.

No le ha pillado por sorpresa, pese a que su intención era «seguir jugando», aunque en «el deporte esto puede pasar».

-”¿Y ahora?

-”Lo que tengo claro es que me gustaría seguir dentro del mundo del deporte y, en particular, en el mundo del balonmano. Ése es mi objetivo. Creo que, después de 25 años, puedo transmitir mi aprendizaje y ser útil para otros jugadores.

Lo sabía desde hace tiempo. Nunca abandonó los estudios, una prioridad para el extremo derecho del Ademar. En la Universidad de León prepara su doctorado. Está titulado en Inef. «Siempre supe que quería estudiar. Hay que hacer varias cosas en la vida para estar bien», asegura Costa, quien tampoco descarta dedicarse a la docencia cuando culmine su preparación. «También me gustaría ser profesor en la Universidad de Oporto», cuenta.

Mira al futuro con optimismo. Aparenta ser una persona vital. «Con la retirada se abre un horizonte de posibilidades. A lo mejor es el comienzo de otra etapa ilusionante y, por eso, quiero estar motivado. Siempre dije que no quería ser uno más en el balonmano, pretendo estar en cuerpo y alma», confirma.

-”¿Volverás a Portugal cuando termine la temporada?

-”Sí. O vuelvo ahora con mis hijos o después va a ser muy complicado sacarlos de España. Para ellos será un cambio difícil los primeros meses pero no resultará traumático. Ha llegado el momento de volver a mi ciudad, disfrutar de mi familia, de mis padres, que ya empiezan a tener una edad complicada. Quiero estar con ellos.

A sus 34 años sabe que su tiempo como jugador profesional de balonmano llega a su fin, quizá de forma prematura. Pretende embarcarse en una nueva aventura, acunada desde la experiencia, el mejor de los avales.

-”¿Cuándo empezaste a jugar?

-”A los diez años, aunque no fu e hasta los 18 cuando me di cuenta de que podía dedicarme a esto de una forma más seria. Me llamaron para ir al mundial de Japón y ya me pagaban algo. Cobrar un sueldo y seguir estudiando es la mejor manera de hacer la formación.

El deporte le ha dado muchas alegrías aunque también le ha robado muchos momentos al lado de los suyos. Ahora intenta recuperarlos. «Mi tiempo libre lo dedico a la familia, a disfrutar de los niños», explica Costa, quien alaba el paso al frente que ha dado el país luso para fomentar el balonmano. «Portugal ha seguido el camino correcto, distinto al de España, donde siguen contratando extranjeros pero no les pagan. Mi país apuesta por jugadores portugueses, aunque no puedan jugar, de momento, finales europeas, pero ya veremos dónde están dentro de unos años», advierte.

No ahorra críticas contra la gestión de la Asobal. «El número de equipos es excesivo. Haría un play-off al final de la temporada porque a partir de mayo la Liga deja de tener interés. Sería bueno para el deporte puesto que se llenarían los pabellones. También exigiría mucho más a los clubes para que tengan los presupuestos cubiertos. El dinero tiene que estar ahí desde el principio», reclama.

De joven probó con el fútbol en el Oporto, su club. «Con diez años entré en la academia de fútbol pero no era demasiado bueno», reconoce. Ahora disfruta con los partidos del equipo portugués, que jugará la final de la Europa League. «Sigo todos los encuentros. Me ha dado muchas alegrías porque han hecho cosas muy bonitas», agradece. También se distrae con la consola. Es un fanático de la Play. «Juego mucho con mis hijos», declara.

El sábado 21 de mayo se vestirá por última vez de corto. Un partido para disfrutar. El Ademar se la juega contra el Valladolid fuera de casa. Quien gane será tercero y accederá a Europa. «Hemos demostrado que podemos ganar ahí», recuerda.

Mucha Suerte.

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