Diario de León
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L a Cultural se afana en resolver su peliaguda situación económica para que el club más emblemático del deporte leonés siga con vida. Parece ser que ya se trabaja entre bambalinas para que el empresariado leonés arrime el hombro para salvar al club leonés de la desaparición.

Lo peor a estas alturas de la película es que a los dos máximos accionistas de la Cultural y Deportiva Leonesa SAD y a la sazón de la plataforma Profutle, Domingo Cueto y Antonio García de Celis, podría habérseles ido la mano para rubricar acuerdos difíciles de desfirmar con el único interés de quitarse de encima la sociedad deportiva bajo la creencia errónea de que con esta actuación quedan eximidos de toda responsabilidad con respecto a la quiebra de una entidad que es santo y seña de los leoneses.

Los primeros movimientos para que la Cultural mantenga su existencia después de casi un siglo de permanencia, incluso entre los grandes de Primera División, ya se han dado, aunque todo pasa porque al que le han otorgado un papel privado, y que con dicho documento pregone que es el nuevo dueño de la sociedad deportiva, no se cometa otra torpeza mayúscula asignándole lo que pueda ser irremediable para la viabilidad definitiva de la entidad culturalista.

Bien harían los dos máximos accionistas de la Cultural en seguir el trayecto marcado por aquellos que buscan redimir sus pecados a cambio de dar los pasos necesarios para encontrar el perdón en los que han comenzado a elaborar un plan que sirva para que el equipo de fútbol de León no se muera por la impresentable gestión llevada a cabo en los últimos diez años por unos empresarios que buscaron el lucro por encima de intereses deportivos para el crecimiento de la Cultural y de la ciudad.

La infraestructura deportiva con que cuenta León para el fútbol es propia de Segunda e incluso de Primera División. La plantilla de la Cultural y su cuerpo técnico obraron el milagro de la salvación deportiva, junto al que les dio bien de comer, que no es el que presume de ser el nuevo propietario de la Cultural, sino Pepe Ordás, el dueño de La Ruta Jacobea. Aunque sólo sea por ello, Cueto y De Celis deberían de hacer el Camino de Santiago y ganarse la indulgencia del Apóstol.

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