La Cultural agoniza

La Cultural y Deportiva Leonesa SAD no pudo hacer frente en el plazo previsto, que se cumplió en el mediodía de ayer, al pago de la deuda con la plantilla de jugadores, en total 387.000 euros, con lo que desciende a Tercera División como primer paso en un camino que acabará con el club leonés en la fase de liquidación y posterior desaparición, porque las denuncias por parte de la Tesorería de la Seguridad Social y de la Agencia Tributaria, además de otras dos ya presentadas y procedentes de acreedores de la sociedad anónima deportiva, ya son una realidad.

La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) anunció que 12 clubes, entre los que se encuentra la Cultural y Deportiva Leonesa, bajarán de categoría por no solventar en el plazo previsto las deudas con sus jugadores, según confirmó la Comisión Mixta AFE-Segunda División B reunida durante la jornada de ayer.

Alicante, Castellón, Cultural y Deportiva Leonesa, Polideportivo Ejido, Palencia, Rayo Vallecano B y Universidad de Las Palmas bajan a Tercera División por impagos, en aplicación del artículo 192.2.b) del Reglamento General de la Real Federación Española de Fútbol que fijó las 12.00 horas de ayer como límite del plazo para solventar las deudas con los futbolistas.

Por igual motivo descenderán de categoría los clubes Benidorm, Cerro Reyes, Unión Estepona, Jumilla y La Muela, que ya habían perdido la categoría de Segunda B por los resultados deportivos de la temporada 2010-2011, y no encontrarse al corriente de pago de las obligaciones económicas con sus futbolistas.

La Comisión mixta AFE-Segunda división B se reunió en la sede del sindicato, dado que el plazo establecido en el Reglamento General de la Federación Española de Fútbol (RFEF) para que los clubes saldaran sus deudas con los jugadores terminó a las 12.00 horas de ayer.

Según el artículo 192.2.b) del Reglamento General de la Real Federación Española de Fútbol perderán la categoría aquellos clubes que al término del plazo no se encuentren al corriente de pago de las obligaciones económicas con sus futbolistas.

La agonía de la Cultural tiene los días contados. La sociedad anónima deportiva, con dos plazos vencidos del convenio de acreedores, se acerca a su fin. Los actuales propietarios de la sociedad anónima deportiva preparan la liquidación de la entidad porque no pueden hacer frente a los pagos aprobados por el concurso de acreedores. No lo reconocen públicamente, pero advierten que la única solución pasa por disolver el club y que el propietario de la entidad leonesa desde hace dos meses, Javier Baena, se encargue antes o después de ejercer de enterrador. «Está todo en manos de los abogados. No puedo decir nada ahora mismo», explicó hace algunos días el presidente de la institución deportiva. El máximo responsable de Profutle, Antonio García de Celis, reconoció hace algún tiempo: «Todo indica que iremos a la liquidación. La situación actual es muy complicada y yo no veo opciones de que esto se arregle». Y es que si nadie lo remedia, Javier Baena se encargará de mandar al infierno a un club histórico y a una seña de identidad de la ciudad de León.

La sociedad es insolvente, el consejo está inhabilitado y cualquier acreedor puede pedir la disolución de la Cultural ante el riesgo que existe para poder cobrar las cantidades debidas por el club a distintos organismos y particulares. El convenio concursal está incumplido en sus dos primeros plazos. El segundo venció a finales de abril. El poco margen para una nueva maniobra que atraiga a algún empresario serio o grupo inversor interesado en el proyecto deportivo de la Cultural acerca al club leonés a la desaparición.

La sociedad tendría que poner sobre la mesa 820.000 euros de deudas de la última temporada. Además, debe afrontar en cinco años el pago de otros dos millones de euros. En total, cerca de tres millones que necesitarán de una esfuerzo aún mayor para confeccionar el presupuesto de los próximos años.

El Partido Popular reitera que intentará hasta el final encontrar una solución y exprimirá los tiempos para evitar la desaparición del histórico club.

El Juzgado de lo Mercantil, si algún acreedor denuncia el convenio, nombrará un liquidador que deberá tasar los bienes de la entidad y sacarlos a subasta.

La situación es crítica. Sólo una maniobra milagrosa que atraiga a algún empresario, o grupo inversor, interesado en el proyecto deportivo de la Cultural, podría ser la tabla de salvación que todavía espera toda la ciudad de León, para que un club con casi un siglo de vida y seña de identidad de una tierra siga siendo el sentimiento de todos los leoneses, aunque sea en Tercera División.

Javier Baena, recién nombrado presidente de la Cultural, todavía confía en Tariq Soni tras mostrarle las instalaciones deportivas de la ciudad leonesa. Tariq Soni acudió acompañado del dirigente leonés y con su grupo de escoltas al recinto del Área Deportiva de Puente Castro, cuyas dependencias fueron de su agrado. Posteriormente, toda la parafernalia que rodea al empresario paquistaní se desplazo al estadio Reino de León. Quedó impresionado de la magnitud del estadio que cobija los partidos oficiales de la Cultural. Incluso comentó con el propio Javier Baena que se trata de un escenario más propio de Primera División que de la categoría en la que milita el club leonés. Una vez visitadas ambas instalaciones deportivas, Tariq se interesó por otros factores importantes dentro del organigrama culturalista y también por el estado actual de cuentas. Se llevó la documentación necesaria para comprobar todo lo estudiado hasta la fecha, con la finalidad de decidir una contestación en los próximos días.

El empresario paquistaní había anunciado una participación de un 50% en la propiedad del club blanco. Tras tener conocimiento de la denuncia de la Seguridad Social, su apetencia por la Cultural ha variado sensiblemente.

El empresario pakistaní, su hermano y su primo estudiarán las cuentas y se decidirán si entran a formar parte del accionariado de la Cultural en una cantidad muy importante.

Todo hace indicar que el acuerdo ya no está tan cercano como decían en un principio, con lo que la entidad deportiva se acerca a la desaparición.