fútbol. las secuelas tras el descenso administrativo
«Si León se mueve, la Cultu no muere»
Alrededor de 300 incondicionales del club leonés anuncian en la concentración de Botines que no van a parar hasta que logren salvar al equipo. Su mensaje es claro: «Si esto no se arregla, guer
Alrededor de 300 incondicionales de la Cultural anunciaron que no van a parar hasta que logren salvar al equipo de su tierra. Su mensaje es claro: «Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra». Esta frase no fue la única que pronunciaron los casi 300 aficionados, ex jugadores, socios y hasta un expresidente, Manuel Rodríguez, que se reunieron en la tarde de ayer en Botines para exigir la continuidad del equipo en Tercera y con el mismo nombre para su inscripción federativa. Los socios lo tienen muy claro y así insistieron durante la concentración: «Si León se mueve, la Cultural no se muere», tras un comunicado leido por el socio impulsor de la concentración, Juan Luis Díez.
Unos 300 aficionados de la Cultural se concentraron en el centro de León, para exigir «soluciones» y evitar la desaparición del club, después de que se consumara el pasado 30 de junio el descenso administrativo a Tercera División por impago a los jugadores de la plantilla.
Bajo el lema «Si León se mueve, la Cultu no se muere», los manifestantes, entre los que se encontraban miembros de las diferentes peñas, exjugadores y también el actual presidente de la entidad, Javier Baena Navalón, leyeron un comunicado a través del socio, Juan Luis Díez, impulsor de esta iniciativa.
En el mismo, además de proclamar el «Basta ya», se culpó de la situación actual del equipo a los anteriores dirigentes y a los políticos y se insistió en la importancia de «hacer lo que sea para que no desaparezca una seña de identidad de la ciudad de León como es la Cultural».
Los manifestantes, en su mayoría ataviados con camisetas de la Cultural y portando muchos de ellos globos de color blanco, dieron por concluido el acto de protesta.
Finalmente, la Tercera División es la categoría en la que militará la entidad leonesa con casi 88 años de historia, después del descenso administrativo decretado por la Comisión mixta, integrada por la Real Federación Española de Fútbol y La Asociación de Futbolista Españoles. Sólo queda una plaza por cubrir de los cuatro grupos de Segunda División B.
Última intentona de salvación. La reunión celebrada por el presidente de la Cultural, Javier Baena Navalón, con responsables del actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de León del PP para reunir el dinero adeudado a los jugadores y evitar, ya fuera de plazo, el descenso a Tercera División, resultó un fracaso.
La difícil situación financiera del Consistorio leonés le impide realizar ningún tipo de esfuerzo económico como hubiera supuesto adelantar o avalar los 387.000 euros que se le debe a la plantilla culturalista y que acabó suponiendo el descenso administrativo de categoría.
«No ha sido posible, pese a que se había abierto una última vía intentando reunir la cantidad adeudada antes de las cinco de la tarde de ayer, pero no fue posible y, por tanto, el descenso es un hecho», señala Baena.
Entrenador, Tesorería y Hacienda. El último intento resultó baldío y ahora el mandatario culturalista se resigna «de manera definitiva» a elaborar un proyecto deportivo «realista, pero también ambicioso», mantiene. Los primeros pasos tiene que ir dirigidos a satisfacer la deuda que se mantiene con el cuerpo técnico (en torno a los 80.000 euros), ya que en caso contrario supondría el descenso a una categoría incluso inferior a Tercera División y, de manera consecutiva, hacer lo propio con las administraciones, Seguridad Social y Agencia Tributaria, con el fin de evitar la liquidación de la SAD.
«Ahora mismo se necesitan en torno a 200.000 euros para solventar otro grave problema que puede suponer la desaparición de la entidad», advierte Javier Baena que sigue insistiendo en que, dadas las circunstancias, ve «más viabilidad a la Cultural en Tercera División que en Segunda B», puntualiza.
Para ello confía en mantener la masa social o incluso incrementar los actuales 1.800 socios y ello unido a las ayudas que se desbloquearían y otra serie de ingresos, elaborar un presupuesto «acorde a la categoría, intentando sanear la entidad y fijar unas bases sólidas», reconoce.