Tras la tempestad, la calma del llano
El pelotón recobra la calma del llano de camino al Mediterráneo, con una larga etapa propicia para una llegada en grupo. Pero en este tipo de etapas, el calor puede ser sofocante. El sol pega fuerte, hace realmente sufrir y los corredores ya han realizado grandes esfuerzos.
La ciudad, al borde del mar, se alcanzará tras haber superado los 193 kilómetros que la separan de Limoux, en la falda de los Pirineos.
Será un recorrido prácticamente llano, con la única dificultad montañosa del ascenso a la cota de cuarta categoría de Villespassans.
Será una nueva oportunidad para los esprinters, quizá la última antes de la de los Campos Elíseos de París.
Para los que pelean por la general, una jornada de transición, la primera de dos que desembocarán en el segundo día de descanso que abre la batalla definitiva de los Alpes, que decidirá al vencedor de la ronda gala.