Un jugador de raza al que no olvida la afición
Martín Ferrer se convirtió en el capitán del Baloncesto León y en uno de los máximos estandartes del equipo leonés. Los aficionados le reconocían su entrega y lucha en cada partido dentro de la cancha. No se volvió a mover de la capital leonesa desde que llegó a la misma procedente del Real Madrid en el año 1996, después de haber sido campeón de la ACB y la Liga Europea.