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Fútbol.Copa América

Uruguay manda en América

Dos goles de Forlán y uno de Luis Suárez anulan a Paraguay. Los charrúas logran su decimoquinto título continental y rompen el empate con Argentina

Diego Forlán celebra la victoria de Uruguay sobre Paraguay dando un beso a la copa.

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Ignacio Tylko | Buenos Aires
León

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Un mes después de que Belgrano arrojase al infierno del descenso a River Plate, el Monumental bonaerense albergó el decimoquinto triunfo de Uruguay en la Copa América. La gran Argentina veía cómo el pequeño país vecino rompía la igualdad y le superaba en el palmarés del torneo más antiguo de selecciones. Los charrúas pueden presumir de ser los reyes continentales, y con todo merecimiento. En la final, cumplieron el guión y minimizaron a Paraguay, que se marcha como subcampeón sin ganar un partido (3-0).

Fue una final menor, en sintonía con un campeonato que ha desnudado las carencias del fútbol sudamericano, en especial el argentino y el brasileño, eliminados en cuartos. Pero los charrúas fueron muy superiores a los guaraníes, sobre todo en el primer tiempo. Luis Suárez, el mejor jugador del torneo, y Forlán, que al fin marcó y disfrutó en sus carnes el éxito del que antes presumieron su abuelo materno y su padre, resolvieron el duelo en el primer acto.

A los dos minutos, Paraguay ya se salvó del gol de milagro. A los once, Luis Suárez se encontró con un rechace, hizo un recorte magnífico y descerrajó a los guaraníes con un disparo seco que golpeó en el palo. Hecho lo más difícil, los -˜charrúas-™ cometieron un error. Frenaron su ímpetu y se vinieron atrás. Dejaron hacer al rival y, en su única ocasión de todo el primer tiempo, Valdez remató un centro pasado del Pajaro Vera. Pero el delantero que jugó el curso pasado en el Hércules llegó muy forzado.

Los uruguayos insistieron en el tramo final. Y encontraron el premio más deseado. Forlán, el delantero del Atlético había perdonado en un mano a mano con Justo Villar y en una volea ejecutada en semifallo, pero a la tercera no falló.

El ritmo de la celeste decayó en la reanudación. Más preocupación en jugar con el tiempo y el resultado que en hacer un fútbol vistoso. Solo alguna acción aislada podía reabrir la final.

Pudo llegar pronto, pero entre Muslera, que metió una mano genial, y el travesaño, impidieron que el remate de Valdez redujera diferencias.

Ya con todo perdido, Paraguay asomaba. Riveros avisó de espuela pero Muslera estuvo atentísimo. Martino al fin movió el banquillo. Dos cambios. Estigarriba y Hernán Pérez. A Tabárez no le gustaba el segundo tiempo y realizó un cambio valiente al introducir a Cavani. Con todo resuelto, homenajeó a Godín, el central que llegó lesionado. Quedaba otro gol de Forlán.