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León

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D espués de que ya hayan pasado cien días desde que Javier Baena decidió meterse a salvador de la Cultural todo han sido promesas. Y no es que lo diga yo. Lo afirman las hemerotecas que recogen fielmente sus palabras. Primero programó un partido con los Veteranos del Real Madrid para sacar, decía, 50.000 euros de recaudación. Agua. Después, anunció que ficharía a Juan Cruz Sol como director deportivo. Agua. Más tarde se fue a la zona del Levante para llenar las maltrechas arcas culturalistas con inversores necesitados de meter euros en la Cultural. Agua. Presentó a bombo y platillo la llegada de un nuevo mesías para salvar definitivamente al club leonés, un tal Tariq Soni, pakistaní que algunos aseguran haber visto por la barriada del Crucero tras pregonar un desembolso de 800.000 euros. Agua y más agua.

Desde entonces, los pasos de Javier Baena han sido más comedidos, asesorado por gente del fútbol de León. Los hermanos Óscar y José Díez han vivido siempre de realidades, al igual que Pedro García. Estas tres personas y los trabajadores de las oficinas se han ocupado de transportar al presente al mandatario de la Cultural para que el club leonés siga todavía con vida. Debe anunciar los logros conseguidos, no los sueños que sólo están en la cabeza de Javier Baena, que seguramente quiere lo mejor para una Cultural a la que la falta de liquidez podría llevar a la liquidación.

De momento, la línea de puertas adentro es más comedida. Se asegura que hay un patrocinador que va a dar sustento económico a la Cultural con una cantidad de 50.000 euros y otro con una suma de 40.000 euros. Son 90.000 euros de vida, que unidas a otras cifras que puedan llegar para pagar a Monteagudo, a la Seguridad Social y a Hacienda serán bienvenidas. Eso sí, nunca se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. Ojalá Baena haya aprendido de sus errores.

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