Sueldos mínimos y un presupuesto muy bajo para intentar salvarse

Como decía Paco Maroto esta semana en Diario de León, el éxito de la Gimnástica Segoviana es un poco de instinto de supervivencia, de ponerse unos límites y de trabajo. El conjunto azulgrana lograba el pasado mes de junio el segundo ascenso de su historia a la Segunda División B cuando quizás menos se esperaba. Tras perder 0-1 con la SD Logroñés en el partido de ida de la tercera eliminatoria de la fase de ascenso, en la vuelta vencía 0-3. Esta Gimnástica había estado a punto de desaparecer por graves problemas económicos un par de temporadas antes. Los propios jugadores tomaron las riendas de un club a la deriva y los dirigentes posteriores levantaron la entidad. Hoy en día su déficit es mínimo y la ilusión es el ingrediente principal para tratar de salvar la categoría. El cuadro de la capital del acueducto tiene varios jugadores muy veteranos. Alguno ya estuvo en el ascenso de 1999. El presupuesto ronda los 300.000 euros, la octava parte que el del Deportivo Alavés. Y prácticamente ningún jugador cobra más de mil euros al mes: «Somos conscientes de lo que tenemos, de lo que somos y de hasta dónde se puede llegar. Eso lo han entendido los futbolistas y muchos han preferido quedarse aquí a ir a otro sitio donde le prometen mucho dinero y luego no le pagan», afirma el técnico Paco Maroto, que sucedió al desaparecido Eduardo «Cacho» Endériz como artífice de un ascenso del equipo segoviano a Segunda División B desde el banquillo.

Segovia está en fiestas y se espera una buena entrada para lo que es habitual en La Albuera.