Diario de León
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Lo dice la copla… «sombras nada más». Lo que no dice —para eso estamos «nosotros»— es que amparado en ellas, en las sombras, el de Singapur (Marina Bay) fue donde, hace un año, se firmó uno de los escasos Grand Chelem en la historia de la Fórmula Uno: sólo una veintena de pilotos (21 para ser exactos) lo han logrado; es decir, ganar saliendo desde la pole , liderando de semáforo a ajedrezada y marcando vuelta rápida: Fernando Alonso hace un año… en Singapur y a lomos de Il Cavallino .

Alberto Ascari (Ferrari) inauguraría esa exclusiva lista en el G.P. de Francia (Rouen) de 1952, ¡que buen año… aquel! para los intereses de Maranello: Alberto campeón, con Guiseppe (Farina) guardándole las espaldas y Piero (Taruffi) rematando de cabeza en el tercer escalón del podio final de Campeonato. Pues eso…

No es lo mismo hoy —ni parecido, ya lo se—, pero ahí queda «eso».

Eso… y algunos más de aquellos históricos Grand Chelem , porque también la lista cuenta con personalidades de la talla del «escocés volador» Jim Clark —claro—, bicampeón del mundo con Lotus (1963 y 65) que sería quien más veces firmase tales gestas (ocho)… hasta que se le cruzase en el camino aquel infamante árbol de Hockenheim, en la aciaga carrera de Fórmula Dos (1968), que truncaría una de las más prometedoras trayectorias deportivas de la época. Bueno…

De nuevo con nocturnidad, y sin pizca de alevosía , se supone, este domingo (a las 14 peninsular española) volveremos —volverán… también los pilotos— bajo los focos de un trazado —curiosidades de la F1— muy similar al valenciano en su concepción de curvas y longitud (5,073 kilómetros) lo que convierte a Marina Bay en una de las citas más largas del calendario: casi dos horas; sobre todo, si —como se nos tiene últimamente acostumbrados— el Safety Car hace acto de presencia.

Fundamental la concentración de los pilotos en un escenario en el que el mínimo error puede costar carísimo por su condición —la del circuito— de recorrido urbano: correr «entre paredes» —naturales o artificiales— siempre es un reto añadido. Mayor si cabe en la dichosa curva 10 de Singapur, una chicane de triple vértice que se encarga de relantizar una marcha que, de otra forma, obligaría a los guidatore a negociar un viraje de 90º —casi— a fondo… y sin escapatorias. En general, salvando todas las distancias que se quieran, la preparación específica de los monoplazas para Singapur pasa por una buena tracción (propulsión, claro) y adherencia, también por unas suspensiones capaces de absorber, durante las 61 vueltas y 309,31 kilómetros totales, el bacheado urbanita asiático de Marina Bay.

Sí, hombre, sí; Vettel está matemáticamente a punto de revalidar corona. Incluso puede que lo haga este domingo en Marina Bay —vale, ¡que le preste !—, de lo que no podrá presumir —de momento— es de un Grand Chelem ; Alonso y Ferrari… si pueden.

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