Léon muere en defensa
La debilidad bajo aros y un deficiente porcentaje de tiro consuman el segundo tropiezo liguero de los de De Grado. Durley, con 29 puntos, fue el mejor frente a un Girona que supo jugar sus bazas.
Baloncesto León no pudo regalar a su afición el primer triunfo de la temporada (82-88) tras ceder frente a un Girona que supo sacar partido a sus bazas, aprovechándose también de las carencias de un rival todavía en fase de construcción.
La defensa es siempre el mejor argumento para construir un triunfo. Para León además debido a su inferioridad en centímetros debajo de la pintura el poder frenar a los postes gerundenses se convertía en una razón de ser. Por eso los primeros ataques la luz de la esperanza empezaba a alumbrar. El 2-0 materializado por Mortellaro era un buen inicio al que seguía un triple de Bernabé para situar, con permiso de una acción de Freimanis, el 5-2 en el electrónico.
Los de De Grado parecían gustarse. Además, su intercambio de golpes en forma de canastas parecía irle bien. Eso hasta que del 8-6 se pasaba a un 8-12. La defensa empezaba a flaquear y por si todo esto fuera poco el acierto tanto bajo aros como desde el perímetro no era el idóneo. A cuatro minutos para cerrar el primer cuarto la situación era incómoda aunque no preocupante. Eso sí, el descosido que estaban provocando en la pintura Middleton y Freimanis era considerable. Los locales aguantaban como podían el reto con Durley y Bernabé como estiletes. Las dos personales tempranas de Mortellaro y la penumbra en la que se desenvolvía Quezada no daban para más.
A pesar de sumar más rebotes la endeblez defensiva condenaba a los leoneses a ceder el primer pulso por 23-28. Los siguientes diez minutos apenas variaron la dinámica de un partido en el que cada acción se peleaba al máximo. Sólo faltaba que la producción en cuanto a puntos fuera más consistente para los locales. Con el rebote más parejo esta circunstancia se erigía en fundamental. Y también en el arma que jugó el Girona para transitar con rentas entre los siete y los nueve puntos. Un dos más uno de Julio González comprimía el marcador a cuatro puntos 44-48 a 11 segundos para el descanso. Eso sí, Pino se encargaba de que fueran siete con un triple sobre la bocina (44-51).
León necesitaba más intensidad defensiva. 51 puntos en 20 minutos eran una losa. sabedores de esa circunstancia y aunque no de una firma contundente, el paso por vestuarios mostraba otra cara en los locales. No obstante tuvieron que verse 11 abajo (47-58) para que consumaran una reacción en la que los dos triples casi consecutivos de Durley tuvieron mucho que ver.
El parcial de 10-0 situaba el marcador en un parejo 57-58. El pulso comenzaba de nuevo. Pero el Girona no estaba dispuestos a dejarse coger y con un nuevo cambio de ritmo volvía a alcanzar los seis puntos de margen que se quedaban en cuatro con el 63-67 a diez minutos para la conclusión. Había que dar el paso definitivo pero para ello había que anular el juego ofensivo visitante. Evitar que sus jugadores contaran con opciones de canasta fáciles. Pero una cosa es intentarlo y otra conseguirlo y ayer ambos caminos no transitaron parejos para los leoneses que a falta de cuatro minutos tenían casi un mundo de desventaja (69-81). Ni la garra pudo arreglar la situación consumando el segundo traspiés liguero (82-88).