«Londres verá mi renacer en la élite»

Yelena Isinbayeva, la mejor pertiguista de la historia sigue no parece haber superado su crisis de fe atlética y desmotivación. En abril del año pasado, después de fracasar en los Mundiales de Berlín al aire libre y de Doha en pista cubierta, Isinbayeva, la que había batido decenas de veces récord mundiales, la única que ha superado cinco metros, anunció que se tomaba un año sabático. Descreída del atletismo, descreída de sí misma, Isinbayeva se buscó a sí misma abandonado su refugio de Mónaco y regresando a la vida más dura y menos glamourosa del Volgogrado en el que nació y creció

Abandonó a su entrenador de los últimos cinco años, Vitaly Petrov, y volvió con su primer técnico, Evgeni Trofimov, con el que había saltado cinco metros por primera vez. Pero la realidad es tozuda con la zarina’ que a finales de julio encontraba la confirmación de lo que sospechaba, que es muy difícil encontrarse a uno mismo después de haberse perdido. Los técnicos dicen que Isinbayeva ya no sabe si corre o salta o no hace ninguna de las dos cosas. En Daegu saltó 4,65 metros a la primera, su único salto válido, porque tiene calidad para ello, pero de allí no pasó. La reina de la pértiga, la imbatible ya no lo es tanto. Aquella derrota de hace dos años lejos de aumentar su rabia y deseo de resarcirse como lo campeona que es la ha trasladado a un camino de tinieblas del que debe salir antes de que los Juegos del 2012 la engullan y acaben por sellar su retirada.

«Este tipo de cosas ocurren en la vida. Es un momento difícil para mí, porque mi regreso a la alta competición no ha salido bien. Si no hubiera estado en condiciones no habría regresado. Todo estaba preparado para la victoria, pero a veces las intenciones se quedan en eso». Sincera pero también en cierto modo abatida, Isinbayeva ya tiene en mete su reto más importante no sólo para el 2012, también para poder encaminar su futuro de nuevo hacia la cima, el olimpo de los elegidos, o quedarse en un segundo escalón. «En Londres voy a demostrar que soy la misma Isinbayeva de antes a pesar de que en los últimos tiempos además de mi retirada momentánea no me han salido las cosas como quería».

Palabra de una campeona que durante los últimos años, hasta aquella fatídica derrota en el 2009, dominaba el salto de pértiga con mano de hierro. Una mano que empezó a tambalearse cuando su halo de imbatible empezó a resentirse. Ahora le toca renacer de sus propias cenizas.