SIN RED
El aval de la discordia
La Cultural depende de un aval de 250.000 euros para seguir con vida. Por culpa de 395.000 euros descendió al infierno de la Tercera División. Pero lo que está en juego en estos momentos es la supervivencia de un club con casi un siglo de historia. Si la Tesorería de la Seguridad Social no baja el nivel de sus pretensiones, la entidad blanca tiene a la vista un futuro muy negro hasta verse abocada a la liquidación.
El organismo del Estado actúa de acuerdo a la ley. Como lo haría con cualquier otra empresa. El único detalle a tener en cuenta en este caso por parte de la Administración es que la Cultural y Deportiva Leonesa es algo más que una simple empresa pésimamente gestionada casi siempre y sobre todo desde que Profutle cogió unas riendas con las que sólo pensó en enriquecerse. Los más ignorantes deportivos llegaron a situarla a tres años vista en la Copa de la Uefa, actual Europa League.
Mientras tanto, la afición es la que sufre con los daños causados al club de sus amores por unos desalmados que sólo fueron a lo suyo, al dinero, y terminaron escaldados por los fracasos tanto económicos como deportivos.
La Tesorería de la Seguridad Social debe actuar con puño de hierro, pero a la vez con guante de seda para que la Cultural y Deportiva Leonesa siga siendo santo y seña como lo es la Catedral para una ciudad que lucha para que sus sentimientos no desaparezcan de la noche al día. Las exigencias del pago de la deuda le corresponden, pero siempre con una válvula de escape para que el club culturalista mantenga el aliento para remontar un vuelo cortado por unos dirigentes sin escrúpulos. León no se merece penar por unos impresentables gestores que jugaron a ser dirigentes futboleros con el club de todos los ciudadanos de esta tierra, hasta convertirlo en una de sus propiedades. Posesión de la que reniegan tras diez años de fatal gobierno.
La Tesorería de la Seguridad Social tiene la última palabra. Y Miguel Ángel Álvarez también.