balonmano. Liga asobal
Castañazo en el derbi (28-23)
Un Reale Ademar muy desdibujado en sus valores claudica ante un Valladolid que le superó en todas las facetas .
Fue una lástima pero al final el esperado derbi entre Valladolid y Reale Ademar no tuvo color. O mejor dicho sí tuvo uno: el amarillo intenso del conjunto pucelano. La defensa —el principal argumento del equipo leonés— no apareció ayer y acabó arrastrando al precipicio al juego del equipo leonés que se vio superado en todas las facetas del juego y terminó encajando una dolorosa derrota: 28-23. El Reale Ademar no estuvo a su mejor nivel en el pabellón Pisuerga y acabó cayendo ante un rival directo en la liga. Lo cierto es que los locales estuvieron mucho mejor en defensa, sobre todo en la segunda mitad, ahogando el juego en segunda línea de los leoneses, que además se encontró con el excelente trabajo de Jose Manuel Sierra bajo palos.
Curiosamente, el Reale Ademar comenzó mejor y no tardó en ponerse por delante en el marcador (0-2, minuto 3). Krivochlykov lideró a los leoneses en los primeros diez minutos. Dos penaltis y una contra del hermano pequeño de los Cutura le hizo anotar tres de los cinco primeros tantos de su escuadra. Y es que los siete metros fueron clave de salida. Los ademaristas disfrutaron de tres en 11 minutos. Y los aprovecharon para seguir mandando (5-6, minuto 12).
Ni siquiera la primera exclusión hizo que el equipo leonés perdiese esa ventaja (6-7). Pero el Valladolid empezaba a apretar y dos acciones de Nikcevic pusieron la primera desventaja leonesa en el luminoso (8-7, minuto 15). Pero el Ademar se estaba topando con Sierra y tras cinco minutos sin ver puerta y con 10-8, Álamo le dio el relevo a Losert, que llevaba solo dos paradas. Ni por esas. Los ademaristas habían entrado en un bache y el Cuatro Rayas Valladolid lo aprovechó para irse por cuatro (12-8, minuto 21). Momento en el que el técnico Isidoro Martínez paró el encuentro. En apenas seis minutos se había pasado de un igualado 8-8 a ese inquietante 12-8, y el 5-1 pucelano empezaba a hacer daño.
El técnico ya había movido casi todo el banquillo y necesitaba un cambio ya. Y lo encontró en parte con Baena y en parte con la defensa, con Borges ahora en el avanzado. Una recuperación y un tanto de Dipanda en carrera pusieron el 12-10. Entonces respondió Juan Carlos Pastor con su tiempo muerto.
Tras ese tiempo muerto Ademar consiguió recortar la distancia a sólo un gol (13-12, minuto 26), pero el carrusel de exclusiones, hasta cinco en el bando leonés, le volvió a condenar antes del descanso (15-12). Isidoro Martínez siguió confiando en Álamo en la reanudación. Y este respondió con un par de acciones de mérito. La actuación de uno y otro portero estaba siendo clave en el devenir del encuentro y mientras Álamo brillaba tenuemente, Sierra estaba amargando a Antonio García, que una y otra vez se topaba con el meta vallisoletano en sus intentos por anotar.
Valladolid iba por delante, pero no conseguía abrir brecha en el electrónico y el técnico decidió dar entrada a hombres menos habituales como Eilert, para intentar sorprender al rival, algo que parecía funcionar. Mientras, León intentaba meterse en el partido y en ello fueron clave la actuación de Álamo, que paró un penalti a Joli y además vio la roja. En ataque, Ademar contaba con la garra de Baena y Antonio García. Entonces, el Ademar aprovechó el bajón psicológico de los locales para ponerse a uno (19-18, minuto 41). Ahora cada gol valía su peso en oro. Cada acción de los porteros, más. Y cada exclusión era determinante. Y ahí Sierra le ganó la partida a Álamo y los pucelanos se fueron otra vez de cuatro goles (22-18, minuto 35). Faltaban quince minutos y el técnico de Ademar entendió que era el momento de volver a parar el choque. Pero las cosas no mejoraron. Sierra seguía amargando a los ademaristas y la desventaja se fue a los seis goles (25-19, minuto 49). Dipanda ya estaba por entonces en el banquillo, igual que Borges o Cutura. Ruesga, Antonio García y Goñi tenían el mando, pero nada.
El Ademar había entrado de nuevo en barrena. Seis minutos sin anotar, desde el 22-19 de Stranovsky en una contra, era demasiado para el momento del partido. El 26-19 del minuto 21 obligó a pedir el último tiempo muerto a Isidoro y a meter de nuevo a Losert y bajar la defensa a 6:0. Era la última bala de los ademaristas. Entonces los veteranos quisieron dar el último arreón. Demasiado tarde ya. Pero, por si acaso, de nuevo Sierra volvió a brillar para consumar la segunda derrota leonesa en liga esta campaña.