BALONMANO. LIGA ASOBAL
Un paseo triunfal (35-20)
El Ademar olvida la derrota contra el Valladolid con una contundente victoria ante el recién ascendido Huesca (35-20).
El Reale Ademar apretó los dientes para resarcirse del varapalo sufrido en Valladolid y regresar a la senda del triunfo a costa del Huesca, equipo recién ascendido que pagó los platos rotos y salió del Palacio con una elocuente goleada (35-20).
La defensa profunda propuesta por los aragoneses como argumento de peso en su juego sólo pudo contener la marea leonesa durante los primeros diez minutos (6-5). Álvaro Ruiz aprovechó los desajustes defensivos del Ademar para perforar la portería de Álamo desde los nueve metros y aguantar las diferencias en un solo gol. Ruesga y Dennis Krivovhlykov asumieron el mando en ataque y respondieron con efectividad a los arreones del conjunto visitante.
Pero esta igualdad no era más que una quimera. Las dudas quedaron disipadas cuando el equipo de Isidoro Martínez recuperó la intensidad y Andre Di Panda y Gonzalo Carou comenzaron a bloquear los ataques estáticos del Huesca para lanzar esas contras fulminantes que asfixian a cualquiera. Vicente Álamo volvió a brillar bajó palos y frustró con sus paradas las opciones de los oscenses para seguir la estela del Reale.
Los leoneses abrieron brecha en el marcador con un contundente parcial de 5-0 mediada la primera parte. El Huesca no encontraba la fórmula para batir a Álamo y estuvo ocho minutos sin ver puerta, hasta que Saubich marcó de penalti a falta de doce minutos para el descanso (12-6).
Ruiz seguía a lo suyo y era el único capaz de inquietar a la zaga marista. Santonja cambiaba constantemente del extremo al pivote, pero terminó desesperado ante la agresividad defensiva del bloque leonés, que afinó todas sus piezas, a excepción de Ángel Montoro, que lo intentaba una y otra vez, incluso desde el pivote, pero sin éxito. El internacional español falló todos los lanzamientos que hizo durante la primera parte —después pudo resarcirse—.
El conjunto leonés era muy superior al oscense y, pese a que la renta bailaba en una horquilla de cuatro a seis goles, nunca vivió con sensación de peligro, por ligera que fuera ésta. Ruesga jugó con desparpajo y encarriló el túnel de vestuarios con cuatro goles en su renta particular, los mismos que consiguió Rafa Baena en esta primera media hora, que terminó con un resultado de 16-10.
No hizo falta hasta el momento ver la mejor versión de Martin Stranovsky, que estuvo por debajo de su nivel. Ni fue necesario utilizar a Dalibor Cutura. Pisó el parqué en el minuto 24. Isidoro concedió la dirección del equipo a Jaime González, que movió con mano firme los ataques y ayudó en defensa.
Tras el descanso nada cambió. Los oscenses lograron un parcial de 3-1 en los primeros compases y parecía que podían meterse en el partido, hasta que los colegiados excluyeron a Santonja. El Ademar volvía a hacerse fuerte atrás, con Antonio García como referencia en la recuperación. Ángel Montoro pudo sacudirse los nervios y comenzó a soltar el brazo para superar a Vonzina. Andreu también se exhibió entre líneas y agotó al Huesca con sus cuatro goles, todos en el segundo acto.
Esta vez no apareció la relajación. Y a falta de quince minutos para el final la borrachera de goles terminó por hundir al conjunto dirigido por Nolasco Menarques. Los leoneses castigaron sin concesiones al rival para registrar un parcial de 8-0. Las diferencias llegaron a los trece goles (32-19) cuando sólo restaban cinco minutos para el pitido final. El choque estaba visto para sentencia. La desigualdad entre los dos conjuntos era más que evidente. El Huesca nada podía hacer por maquillar el resultado. Quince goles de diferencia que hablan por sí solos. Fue un partido sin historia, casi sin oposición, pero que devolvió los galones al conjunto leonés, que vivió una jornada redonda tras los tropiezos del Valladolid y el Aragón.