Diario de León

QUÉ FUE DE... Toñín Llorente Gento. Ex JUGADOR DE BALONCESTO LEÓN

Base de raza, corazón de León

Sobrino del mítico Paco Gento fue uno de los protagonistas del éxito en la Copa del Rey de 1997 y de la presencia del equipo en la Copa Korac. Integrante de una saga de deportistas a caballo entre el baloncesto y el fútbol, ‘Toñín’ puede presumir de ser protagonista de una de las más brillantes etapas de León. Tres temporadas en dos ciclos resumen su trayecto por un club en el que fue santo y seña. Junto a Lasa formó una de las parejas de bases brillantes en la ACB.

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Apellidándose Gento no podía dedicarse a otra cosa que al deporte. Eso sí, no fue en el fútbol como su tío Paco sino en el baloncesto donde Toñín Llorente Gento demostró su calidad, la misma que le empujó en el verano de 1996 a ser llamado por Baloncesto León para formar parte de su proyecto en la ACB.

Formado en la cantera del Madrid a pesar de su procedencia vallisoletana, Inmobanco, Caja Madrid y Caja Ronda fueron sus siguientes destinos antes de recalar en el Caja Bilbao, ya en la máxima categoría. Caja Madrid de nuevo, Málaga y Andorra sirvieron para pulir las condiciones de un director de juego explosivo, físico y vital. Su talento pudo llevarle a brillar en el Real Madrid. No en vano antes de hacer las maletas hacia otros clubes se había pensado en él para reemplazar a Corbalán tras la retirada de este mito del club merengue. Además, como compañero de viaje iba a tener a su hermano José Luis ‘Jou’ Llorente.

La llegada de Petrovic evitó su desembarco y le abrió las puertas de otros proyectos entre los que iba a encontrarse el León Caja España que en el verano de 1996 se hacía con sus servicios. Allí Toñín iba a encontrarse con una plantilla importante en la que iba a compartir galones de base con otro ex del Madrid, Lasa. McNealy, Yebra, Martín Ferrer y Houston también formaron parte de un proyecto en el que Llorente fue ganándose un hueco.

Bien es cierto que Lasa, por aquel entonces en su mejor momento, parecía que iba a restarle protagonismo pero la sangre Gento que corría por sus venas le llevó a contar con un rol de imprescindible. Calidad y músculo se unían en sus 183 centímetros de altura para dotarle de un juego peculiar en el que la entrega su sello de identidad.

Esa condición le posibilitó también la simpatía de una grada que a lo largo de esas dos temporadas (96-97 y 97-98) le situó como uno de sus ídolos. Porque si Llorente destacada en el baloncesto incluso lo hacía más a nivel personal. Nadie en el vestuario hablaba mal de él. Tampoco sus rivales. Y eso en un deporte tan competitivo era digno de admirar.

Precisamente ese carácter ganador fue el que le llevó a formar parte de la historia de Baloncesto León y de algunas de sus páginas más brillantes como la disputa de la Copa del Rey en la que disfrutó de la condición de anfitrión. Y a ser uno de los artífices de la clasificación para la Korac de la siguiente temporada. Tras dos años Toñín decidía cambiar de aires para jugar en el Forum y dar el salto después al Real Madrid. Eso sí, antes volvía a León para afrontar la primera temporada del equipo en la LEB-Oro.

Esa temporada también le valió para demostrar que a sus 37 años era válido para al menos aguantar entre la élite algún año más. También para ser ‘repescado’ por el Madrid del que había salido de su cantera. Tras su retirada en mayo del 2002 Toñín no abandonó su pasión por el deporte, aunque con otra dimensión. Practicando maratones y pruebas de resistencia en el atletismo conocía a Luis Enrique con el que llegaba a entablar una amistad tal que le ha llevado esta temporada a seguir sus pasos como integrante de su cuerpo técnico en la Roma de la Liga Italiana. Eso sí, esta vez en el fútbol y no en el baloncesto.

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